En cuanto llegué a la Enológica de Haro, su director don Antonio Larrea me encargó un mapa de los grados alcohólicos de los vinos de Rioja. A mí me interesaban mas los suelos y las variedades. No estaba dispuesto a admitir que todos los suelos ... eran iguales, ni que las uvas, por ser redondas, se parecían mucho.

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Como no me importaba el esfuerzo, le hice el mapa de grados e hice un mapa de suelos y un panorama diferencial de las variedades. En el mapa de grados, diseñé mediante curvas las líneas de grados, considerando el periodo 1940-1960.

Como extremos figuraban Alfaro y Haro. Haro en la curva 10º y Alfaro en 15,5º. Siendo 13º en Logroño. Ahora nos alegramos de aquel diseño.

Pero llegó la gran cosecha de 1964, que lo fue por calor. Y resultó que en Alfaro el grado fue 16. En Haro, 14,3 y en Logroño, 14,8. Y llegó 1972 con meteorología adversa (nevó el 29 de junio) y la graduación fue: Haro 7,1º, Alfaro 12,6º y Logroño 10,3º.

Y nos preguntamos, ¿cuál es hoy, año 2022, la graduación estimada (2000-2021). Pues, sorprendentemente, podemos ver en Haro 13,5º, en Logroño 13,7º y en Alfaro 13,9º.

La evolución ha sido hacia un proceso igualitario como corresponde a las altitudes, que son desde 440 metros en Haro a 340 en Alfaro (en 110 kilómetros de distancia).

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Ahora cabe pensar en el cambio climático y resulta difícil explicarlo, pues no ha sido una subida lineal. Y resulta fácil o al menos más fácil, entenderlo según nuestra tesis de cambios superpuestos (climático y de cultivo).

Entre Haro y Alfaro había un desnivel enorme en graduación, y el espíritu riojano, sin aspavientos científicos y, aprovechando el cambio climático, lo ha suavizado.

Ahora Haro, que era zona sobre todo de crianza por humedad del 74% y lo aplicaba a vinos no de su entorno, hoy lo puede ser sobre vinos próximos. Y Alfaro, mediante climatización, puede superar su humedad del 65% y hacer crianza.

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