Unos trabajadores recogen pimientos en Tricio, durante la pasada campaña.F.D.
Pimiento Riojano: una campaña incierta
Hortalizas ·
Las olas de calor hacen más que probable que se recoja la mitad de su producción; no obstante, los agricultores esperan que las heladas respeten el campo para poder ampliar su recolección hasta finales de noviembre
Virginia Ducrós
Logroño
Martes, 10 de septiembre 2024, 11:41
Menos cantidad, pero máxima calidad. La campaña de recogida del Pimiento Riojano, que de manera generalizada se realiza con métodos manuales y se extenderá hasta finales de octubre, encara ya su segunda semana, con unas previsiones inespecíficas. «Todo el producto que venía más temprano, el sol lo ha hecho polvo», reconoce Jesús Martínez, presidente de la Indicación Geográfica Protegida (IGP) Pimiento Riojano. Una tendencia que se repite en determinadas zonas, donde se auguran cosechas muy mermadas. «Lo siguiente que vamos a coger está bastante mejor y lo último todavía más. Pero llevamos unos años con mucho calor y superando los 40 grados, y así el pimiento sufre mucho. El calor lo hace polvo», explica
Es por ello que la incertidumbre vuelve a cernirse en esta nueva campaña, en la que está previsto que se recoja la mitad del producto que a priori estaba proyectado recolectar. Eso sí, la situación varía según la zona geográfica. En Leiva, población más alta, las expectativas son mejores que, por ejemplo, en Tricio, una de las localidades de mayor tradición pimentera y donde, sin embargo, los cálculos son todavía peores.
«Estamos un poco preocupados, porque lo que no es normal es que en la zona donde cultivamos las temperaturas superen los 40 grados; nunca había sucedido aquí», expresa Jesús Martínez. Y ahí es donde radica el mayor problema para el cultivo del pimiento: «Cada grado más que sube es demasiada temperatura para las plantas».
«Aquí no vale todo; nuestros estándares son muy altos»
Jesús Martínez
Prsidente de la IGP Pimiento Riojanos
En relación a este dato recuerda que si bien esta última ola de calor ha sido muy relevante, con varios días de registros muy elevados, también lo fue «hace un mes, donde tuvimos otra ola con temperaturas que superaron los 40 grados». En esa ocasión, cogió al pimiento pequeño. «Estaba cuajando bien y lo estabilizó y no lo ha dejado crecer», lamenta. Prácticamente «lo quemó y ese pimiento ya no puede ser considerado digno ni alcanzar las características que requerimos en la IGP Pimiento Riojano», especifica Martínez.
Y es que la Indicación Geográfica Protegida vela por su calidad y por conservar su singularidad, frente a otras variedades con menor valor. La superficie destinada al cultivo de pimiento en La Rioja ocupa 354 hectáreas, de las que 138 las ampara la IGP.
El número de toneladas recogidas esta campaña será, sin lugar a dudas, inferior. Pero un año más, los exigentes y meticulosos controles realizados por el sello indicativo garantizarán un producto que merece ser reconocido por su excelencia. «Los estándares en la IGP los tenemos puestos muy altos, porque queremos que el cliente final consuma el mejor producto que hay en el mercado», reitera, a la vez que insiste en que «aquí no vale todo».
Un producto auténtico
Sobre la cantidad que esperan recoger, admite que «es imposible calcular ahora mismo cuántos kilos serán. Estamos haciendo todo lo posible, con aminoácidos permitidos y abonos florales, para ver si estimulamos la planta y conseguimos que esas nuevas flores lleguen, pero no sé si será posible», admite.
Jesús Martínez recuerda que el año pasado heló a últimos de noviembre «y estuvimos hasta entonces recogiendo pimientos. Quizá este año también nos sorprenda y nos respeten las heladas». Con esos otoños suaves que vienen sucediéndose, se conseguiría alargar en un mes la campaña de recogida.
Una producción que mayoritariamente se destina a conserva
El Pimiento Riojano atesora una gran tradición en La Rioja. De padres a hijos y de generación en generación, se transmite la importancia de esta hortaliza, cuyo cultivo sigue suponiendo un importante mercado en la comunidad. En su gran mayoría se comercializa en botes –un 85% de la producción amparada por la IGP se destina a conserva–, mientras que en menor medida se distribuye en fresco. La tradición pimentera se mantiene y son muchos los hogares que asan pimientos para su consumo. El olor a pimiento asado, sobre todo en horno de leña, volverá a generalizarse en la región.
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