Un huerto que une a varias generaciones

Ese huerto, ubicado en un terreno cedido por uno de los vecinos de Villoslada de Cameros, ha permitido realizar una plantación popular convertida en iniciativa juvenil asesorada por los mayores de la localidad que ofrecen a los jóvenes su experiencia, promoviendo así no solo la sostenibilidad y el ecologismo sino la interacción intergeneracional.

Daniel Pérez, dinamizador sociocultural del municipio, es el coordinador de la actividad que ha conseguido reunir en torno al huerto a una docena de jóvenes además de a buena parte de los 'mayores' de la localidad serrana. Pérez reconoce que, «al principio cuesta enganchar a los chavales, pero luego el resultado que ven de lo que han hecho les anima».

Hoy en día, la huerta está en pleno funcionamiento: «Hay quien tira de azada, quien simplemente quita las hierbas que van saliendo, hay tres o cuatro hombres mayores que están continuamente con nosotros enseñándonos cosas para que todo vaya bien y hasta el párroco del pueblo ha colaborado poniendo el riego por goteo», comenta con orgullo el dinamizador municipal. Daniel Pérez apunta que en un pueblo pequeño como Villoslada, «todo el mundo apoya todo, el que sabe da consejos... pero esta actividad ha promovido una bonita relación intergeneracional porque todo el mundo está bastante involucrado, y todos los habitantes se retroalimentan. Los jóvenes aprenden de los mayores y los mayores lo hacen de los jóvenes».

Hoy en día, la huerta está en pleno funcionamiento: «Hay quien tira de azada, quien simplemente quita las hierbas que van saliendo, hay tres o cuatro hombres mayores que están continuamente con nosotros enseñándonos cosas para que todo vaya bien y hasta el párroco del pueblo ha colaborado poniendo el riego por goteo», comenta con orgullo el dinamizador municipal. Daniel Pérez apunta que en un pueblo pequeño como Villoslada, «todo el mundo apoya todo, el que sabe da consejos... pero esta actividad ha promovido una bonita relación intergeneracional porque todo el mundo está bastante involucrado, y todos los habitantes se retroalimentan. Los jóvenes aprenden de los mayores y los mayores lo hacen de los jóvenes».

La huerta ha dado la oportunidad a los mayores a que sigan siendo útiles enseñando lo mucho que saben, y eso es uno de los objetivos que se plantearon con el proyecto, lo mismo que es otro la sostenibilidad (en la huerta no se han utilizado productos químicos) e incluso la solidaridad porque parte de los productos que se saquen serán donados al Banco de Alimentos o alguna otra entidad de carácter social.

De esta forma, como dice Daniel Pérez, «se ha generado un espacio de ocio alternativo, en el que se trabaja con música, se habla... y que ha servido para que los jóvenes cierren algunas voces críticas».

Uno de los jóvenes que se 'beneficia' de ese nuevo espacio de ocio es Sergio Ceniceros. A sus 16 años, es uno de los más activos en el huerto: «Esta actividad ha dado vidilla al pueblo porque los mayores nos ayudan y nos enseñan, y también ha hecho que otras cuadrillas de gente más mayor esté con nosotros».

Sergio explica que la convivencia es muy buena en torno al huerto «cuando alguien plantea algo se pone en común, y se decide con la ayuda de los mayores. La verdad es que así estamos más entretenidos en verano».

A la hora de trabajar en el huerto, tampoco hay problema: «Normalmente vamos entre semana un rato a regar, a controlar, a quitar las hierbas... si hace calor vamos con más frecuencia que si no lo hace», admite, casi convertido ya –pese a su juventud– en un experto hortelano.

En el espacio del que disponen han plantado pimientos, lechugas, tomates, cebollas, puerros y calabacines... de todos ellos, es el tomate el que más trabajo exige «porque hay que quitarles las hierbas continuamente», explica Sergio Ceniceros. Además, este joven 'agricultor' comenta que ellos, al menos de momento, no tienen problema de agua para regar su plantación, lo que ya les ha permitido recoger algunos productos: «Y da mucha alegría, y es un orgullo, ver que ha salido algo que has plantado tú y en lo que has trabajado desde el principio».

Ahora, una de las asignaturas pendientes es animar a que participen de la actividad las jóvenes del pueblo, porque las féminas parecen remisas a acompañar a los varones en el huerto.