Galileo y la «chuleta»

La uva lograda por hectárea, en kilos, se halla multiplicando el peso en gramos de 100 bayas por el coeficiente 31,39.

También pueden contarse las semillas de cien bayas y, multiplicándolo por 29,7 y así se logra saber el rendimiento de uva por hectárea. Y, como anticipo de la cosecha excelente, si para el 1 de septiembre, se cumple:

- Grado mayor de 10.

- Peso menor de 200 gramos.

- Color mayor de 13.

- Índice de polifenoles totales mayor de 37.

- Antocianos mayor de 600 miligramos.

Pero, además, esta fecha viene precedida por un mes de agosto en el que se oye al viticultor... ¡Este año viene adelantada la viña! Y, después, en septiembre, a mediados, surge alguna noche fría (temperatura de 8º C) que causa un «pasmo» total en la uva. Se para el crecimiento, las semillas oscurecen y el hollejo se endurece.

Pero volvamos a Galileo. Descubrió las manchas solares y en 1950 estudiosos franceses le dedicaron atención al tema (Índice de Wolf) en relación a la calidad de las cosechas de vino. También nosotros, en 1960, dedicamos esfuerzo a esta idea pero avanzamos poco. Pero últimamente, con la «chuleta» recordatoria, hemos sentido un nuevo empuje. Si hemos hecho una fórmula estamos estableciendo una relación entre floración, semillas y producción. Esto nos obliga a salir al campo en junio para observar la floración para establecer que las cosechas excelentes salen de una floración que forma pocas semillas.