La escasez de huevos provoca una tendencia general al alza de los precios

En 1988 nació la empresa Avícola Preciado en Pradejón de la mano de Jesús María Preciado. Comenzó con 400 gallinas y con las instalaciones que requerían un arduo trabajo manual, desde la recogida de los huevos hasta echar el pienso a las ponedoras.

Poco a poco fue creciendo y ampliando la venta a los pueblos de alrededor. Con la incorporación de su hijo, David, Avícola Preciado dio el salto con nuevas instalaciones y centro de envasado, abriendo el mercado en La Rioja y la ribera de Navarra. Hace un año crearon Preciado Distribución Gourmet, en el polígono El Sequero, que abarca desde el huevo hasta aceite, salsas y conservas, entre otros productos.

En la granja hoy en día está todo automatizado. Los camiones descargan el pienso en silos que lo distribuyen a los carros. Las gallinas disponen de alimento y agua las 24 horas. La luz está desde las 06.30 hasta las 22.00, para que tengan ocho horas y media de descanso.

La recolección de los huevos también es mecanizada. Se retiran manualmente los sucios y rotos y la máquina los calibra en función del peso, pone el dni al huevo y lo envasa. La caducidad es de 28 días desde la puesta.

Actualmente producen en estas instalaciones pradejoneras unos 60.000 huevos diarios y cuentan con 20.000 gallinas y las de otras explotaciones integradas.

Además de comercializar todos los tamaños habituales XL, L, M y S, trabajan con las diferentes variedades: huevo jaula convencional, de gallinas sueltas, campero, ecológico... Lo que pueda demandar un cliente.

David explica que muchas distribuidoras importantes que sirven a grandes superficies están en reconversión, adaptándose a las nuevas normativas previstas y hay menos gallinas.

Respecto a la gripe aviar, señala que «cuanto más suelto está el animal, más problemas de enfermedad hay. En el norte de Europa la gran mayoría está en suelo y tienen muchísimos casos de gripe aviar. Todos los años deben matar a millones de gallinas para atajar la enfermedad».

«Las jaulas tienen su espacio, sus 'limauñas' y para escarbar. La nave está limpia y las gallinas no caminan sobre sus propias heces, tienen que estar en las mejores condiciones para que produzcan, pero si las tenemos que poner en el suelo no se puede limpiar y están sobre sus excrementos. Es un problema», lamenta y añade otros como el incremento de precios (el envase de cartón ha subido un 15%) y la falta de relevo generacional en el sector.