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Con toda pompa y esplendor han celebrado los socios del Sindicato Agrícola Católico, el día de su santo Patrón. Hubo derroche de bombas y volanderas; música durante todo el día, misa solemne en la que predicó elocuentemente don Florentino Rodríguez, párroco de la inmediata ciudad ... de Haro y banquete que sirvió la graciosa jovencita Honorata Praden», firma la crónica A. M., desde Casalarreina, en La Rioja del 18 de mayo de 1923, página sexta.
En la misma página se informa, desde Rincón de Soto: «Han terminado las faenas de plantación de tomates, cuyo fruto probable está contratado a estas fábricas de conservas a una peseta la arroba» y se cuenta que se dedican ahora los agricultores «a la preparación de los terrenos convenientemente para la plantación de los pimientos, cuyo fruto ya esta contratado a dos pesetas el ciento». Da cuenta el corresponsal del buen aspecto de las viñas, «prometiendo abundante fruto, si no las invade las criptógamas. El vino de la anterior campaña sin tocar, pues no hay precio estable por ser muy deficiente la exportación. Los trigos agonizantes por la sequía».
Fue 1923 mal año para los cosecheros (el corresponsal de Autol, cuenta que se vende el vino a 15 reales la cántara) y de seca también: «Fueron muchos los que al son de la gaita bailaron al Santo y no menos los que lo vitoreaban y pedían agua para los campos que tanta falta hace», escribe el cronista de Fuenmayor. En el mismo diario se inserta anuncio de venta de extracto de azufre, marca El Moro, contra el oídium y Caldo Borgoñes contra el mildiu, en casa de Adolfo Herrarte, en Haro.
Desde Elciego se informa (La Rioja 19 de mayo) de que «en la mañana del día de san Isidro volvió a helar y causar perjuicios en los términos de La Pajuncosa y camino de Villabuena y que aún son mucho más importantes los perjuicios de la nueva helada de hoy 17».
En pocos días se olvidó la fiesta del patrón y los impuestos, la seca, los hielos, el vino almacenado, los fraudes... animaron a la Federación de los Sindicatos Agrícolas Católicos de la Rioja a convocar un mitin el domingo 27 de mayo en el cine Moderno de Logroño.
Allí hablaron los elementos agrarios (La Rioja 29 de mayo de 1923, página segunda): Luis Díez del Corral, presidente de los SAC; Antonio González, de Aldeanueva de Ebro; Francisco Castrejana, de Briones; Víctor Soldevilla, de Autol; Juan Azcona, de Calahorra; Narciso Díaz, de San Asensio; Felipe Ruiz del Castillo, de Haro; el conde de Hervías, Hidalgo de Cisneros, y Antonio Tomás Hernández. Se acordó elevar una exposición al presidente del Consejo de Ministros comunicando que «la clase agraria, la más paciente de todas, inicia en unas regiones y secunda en otras este salvador movimiento ciudadano enderezado a la salud de la patria. No se trata de una campaña más de mera farandulería en la forma y hueca en el fondo, como algunas otras promovidas para el logro de bastardos intereses; sino que es exigida y se halla justificada por el estado inquietante en todo y de profunda crisis, en aparte, por que atraviesan aspecto y factores vitalísimos para la existencia nacional...».
A continuación, se recogen en nueve puntos las reivindicaciones de los agricultores. En las cinco primeras: el problema de la guerra con Marruecos, los tributos (recargo a la contribución rústica y patente sobre carros y otros vehículos rurales), la burocracia para su recaudación y los aranceles a la importación de trigo. Se pide una política hidráulica, la repoblación forestal y la creación de una red de caminos.
El punto sexto recoge las demandas de los cosecheros riojanos: «Ante la crisis vinícola, procurará el Estado con urgencia, arreglos comerciales sobre vinos en Suiza, países escandinavos, Bélgica, Holanda, Checoslovaquia, Dinamarca, Inglaterra, Cuba, y Repúblicas Hispano Americanas y recabará de Francia la recta ejecución del tratado vigente denunciándolo si no lo consigue.
Recabará la derogación de las leyes secas en los estados en que han sido dictadas. Procurará sin demora la supresión total del impuesto del vino. Dictará medidas que faciliten la destilación de sus vinos a sindicatos y viticultores con un impuesto que no exceda del 50 por 100 del impuesto señalado por ley de alcoholes, y prohibirá la destilación de maíz. Hará efectiva la ley que prohíbe encabezar vinos y hacer licores y mistelas con alcohol industrial y acordará medidas de real y efectiva protección de las bodegas cooperativas». Las tres últimas reivindicaciones se refieren a las valoraciones catastrales y a la necesidad de oír a los terratenientes; a la propiedad rústica y su arrendamiento y a la puesta en marcha del 'retiro obrero'.
Desde hace años, el control de los vinos foráneos que llegan en foudres es la principal demanda de los Sindicatos Agrícolas de La Rioja Alta.
El 6 de septiembre, La Rioja publica el texto de la propuesta de Reglamento elaborado por los cosecheros, sobre la 'marca Rioja'.
Casi dos años estuvo paralizada esta propuesta por la oposición de las asociaciones regional y nacional de vinicultores, hasta su aprobación 'descafeinada' el 6 de junio de 1925.
Entre daños por guerras, hielos, fraudes y seca, se gestó la primera denominación de origen en España. No los paliaron las rogativas ni otros 'remedios espirituales', ni tampoco pudieron echar mano, los cosecheros, a los fondos Next Generation porque no había, por lo que, dejaron a un lado su fe y recurrieron a la imaginación para disponer de remedios materiales con los que afrontarlos: aforos, precintos, guías para el movimiento de los vinos... así empezó a usarse la marca Rioja.
Cien años después, en otra crisis y la imaginación mermada como las cebadas, florece la fe, aunque las rogativas ya no se hacen al santo patrón sino a las administraciones para que dispongan fondos para tirar las uvas, quemar el vino y cubrir los daños por la seca.
En Madrid y aquí, en una y en otra orilla, quienes gobiernan sacan la cartera. ¡A ver quién la tiene más gorda!, eso sí, antes de abrirla le dicen al sector lo que no le gusta oír: que esta crisis no es coyuntural, que no han sabido autorregularse, que el dinero público no puede gastarse de cualquier manera... escuché a doña Eva Hita. Luego la abren. La cartera.
Entre los frutales y hortalizas del Iregua y de otros valles que no pueden regarse y amenazan ruina, entre el cereal ya arruinado, entre los daños de animales varios, entre la diversidad perdida, entre tanta naturaleza muerta... entre tantas necesidades propias y ajenas, recuerdo ahora la sorprendente escena que vivió (y cuenta) Manuel Rivas en un velatorio cuando un asistente, cojo pero vivo, levantó la muleta delante del difunto para exclamar: «¡Peor es lo mío!».
«Siglo veinte, cambalache problemático y febril, el que no llora...», canta el tanguista.
Perdón, que estamos en el año 2023 ¡Cuánta imaginación! La mía, que pienso que estoy en 1923 y que no hay elecciones, ni fondos como se llamen.
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