Un año después, los agricultores y los ganaderos siguen estando al límite

«La fuerza nos la da la unidad, a pesar de nuestras diferencias sindicales», destaca Tomás Latasa, secretario general de UPA Rioja. En su opinión, «la sociedad se ha mentalizado de la importancia de los agricultores, y hemos adquirido cierto prestigio». «Después de un año, estamos, en parte, decepcionados», añade Óscar Salazar, presidente de UAGR. «Creo que ha habido reconocimiento social de nuestras reivindicaciones y, en un momento, paralizamos por responsabilidad, pero esto no se ve reflejado en ninguna medida», lamenta.

«La imagen que se ha trasladado del sector agrario en 2020 no ha podido ser más positiva. El comportamiento durante la pandemia ha sido ejemplar. Hemos demostrado ser un sector estratégico que es capaz de garantizar la provisión de alimentos sin subir un céntimo sus productos, demostrando que no puede dejarse el suministro en manos de terceros países», valora Eduardo Pérez Hoces, presidente de ARAG-ASAJA.

Advierte que hay sectores que están peor, como el vino, la ganadería, la fruta o las hortalizas. «Hemos trabajado con responsabilidad durante todo este tiempo. Nos han dicho que somos esenciales y hemos dado la talla. Así se nos ha reconocido. Si no nos movilizamos ahora, es por la situación en la que estamos, porque estaría igual de justificado. Cada día, hay menos agricultores», expresa resignado Salazar. «¿La reforma de la PAC? No vemos soluciones a demandas ni cambios a partir de esas movilizaciones», clama.

«Por la falta de precios justos, por los problemas de rentabilidad que existen en casi todos los sectores del campo, por los recortes de presupuesto a costa de los agricultores y ganaderos, nos movilizamos hace un año», rememora Pérez Hoces. «El impacto económico de esta crisis ha agravado el principal problema que tenemos, el acusado descenso de los precios por debajo de los costes de producción», indica Latasa .

El secretario general de UPA Rioja hizo también hincapié en el aumento de un 19% (40 millones de euros) en el presupuesto de los seguros agrarios, un incremento que localiza entre las reivindicaciones iniciales de la organización, o en las medidas fiscales aplicadas a agricultores en módulo y la mejora tributaria en ayudas a los recién incorporados. «También es muy positiva la doble tarificación de riego, con la ventaja de poder diferenciar entre la potencia contratada y el uso activo», concluye.

«Tenemos que defender como sea que los precios cubran los costes de producción», coinciden. A priori, la nueva Ley de Cadena Alimentaria prohibirá la venta a pérdidas, compromiso adquirido por el ministro de Agricultura Luis Planas. «Se está mejorando en algunos tramos tras un año complicado. Ahora mismo, está en discusión parlamentaria sobre el registro de contratos y la figura del mediador», expone Latasa. «Ha suspendido en su primera gran prueba de fuego con los precios de la uva y de muchos otros productos», señala Pérez Hoces. El presidente de ARAG-ASAJA considera que «de las anunciadas mesas para tratar mejorar los seguros agrarios, acuerdos comerciales, la fiscalidad del sector, energía, empleo... Ni una sola actuación se ha puesto en marcha». Es decir, un año después, «resulta indignante el ninguneo absoluto hacia el sector».