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El cardo es uno de los cultivos tradicionales de la huerta riojana venido a menos en las últimas tres décadas. En muchos casos, los agricultores ... lo mantienen para autoconsumo, sobre todo en la zona del Alhama-Linares donde predomina la variedad roja.
Este tipo de cardo resulta ideal para comer crudo, en ensalada, y es un plato típico de la época navideña. En las huertas hay quienes siguen la costumbre de taparlos con sacos de cartón o plásticos, atados o también enterrados o semienterrados para que 'cuezan'. Supone además un exquisito aguinaldo que no falta cada año en diciembre.
En la ribera del Ebro riojana, en lugares como Calahorra, predomina el blanco y verde. El primero comenzó a recogerse durante a principios de noviembre y la recolección durará hasta enero, según explica Francisco Gutiérrez, agricultor que gestiona su propia empresa de servicios agrícolas.
El blanco se planta en el mes de julio y su destino es la industria. A partir de octubre, según las fechas de recepción marcadas por las conserveras y congeladoras, atan individualmente cada cardo (unos veinte días antes de cortarlos) para que termine de madurar.
«La producción disminuye, como ocurre con otros cultivos similares porque requiere mucha mano de obra. Hay que plantarlo a mano, atarlo, cortarlo con un hacha carnicera y quitarle las cuerdas (tienen dos por pieza). Se traslada a las fábricas semilimpio, sin hojas, en patols con remolques», comenta.
Los datos ofrecidos por el servicio de estadística del departamento de Agricultura del Gobierno de La Rioja reflejan un notable descenso de producción. En 1990 se registraron en la región 145 hectáreas de cardo, frente las 27 de 2022, la cifra más baja. En 1995 se llegaron a recoger 4.392 toneladas, frente a las 1.269 del año pasado. Lo que sí ha aumentado es el rendimiento, de 25.000 kilogramos por hectárea en 1990 a 48.000 en 2021 o 47.000 en 2022.
El último boletín del observatorio de precios agrarios de La Rioja, indica que el agricultor recibe 0,33 euros el kilo y el consumidor paga 1,24 euros el kilo.
En la ribera del Ebro calagurritana llevan los cardos principalmente a empresas navarras, así que estos días están parados por la festividad de San Francisco Javier y el puente de la Constitución.
Esta hortaliza coge un buen tamaño con una altura superior al metro. La misma variedad se deja un tiempo más atada y se vende como verde para consumo en fresco (se come guisada)a través de comercios y mercados, además de para industria.
Apartir de la próxima semana se generalizará la distribución para fresco al ser un producto puntual, de Navidad. En los mercadillos semanales no faltará, aunque los vendedores ambulantes reconocen que, al requerir dedicación para limpiarlo antes de cocinarlo, ha disminuido el interés de los clientes por esta verdura de invierno.
«El cardo se pone en ríos, encanterado y demanda agua y agua hasta que lo cortas. Es un cultivo de regadío, cómodo, sin mucha complicación y el único problema (aparte de la mano de obra) es que lo machaque el granizo en agosto», explica Gutiérrez.
«Para cualquier agricultor que se dedica a la industria es un producto más como la borraja, acelga, apio, coliflor o brócoli. Son alternativos y complementarios», continúa el calagurritano.
En algunos casos lo compatibilizan con el cereal. Después de cosechar el cardo, la tierra se deja en barbecho o se cultiva maíz o cebada. No se repite en la misma finca. De un año a otro varía, se produce rotación.
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