La alubia 'villarija' es un cultivo tradicional de Cornago que estuvo a punto de desaparece y se está recuperando en los últimos años. Jaime Pastor Pérez, que lleva unos siete con el cultivo, asegura que la demanda ha crecido, sobre todo ... a través del boca a boca, que da buenos resultados y que no tiene nada que envidiar a otras alubias reconocidas. Incluso se la encargan de un año para otro.
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Su principal característica es que se cuece pronto, tiene la piel fina, un gran sabor y cunde mucho, según le comentan algunos cocineros de restaurantes de la zona que la guisan.
Es pequeña, blanca y con pintas y su nombre se debe a que supuestamente la simiente venía de Villarijo, localidad soriana actualmente despoblada, en la zona de San Pedro Manrique.
Resulta común en las huertas de Cornago y su aldea, Valdeperillo, en el valle del río Linares. Son lugares ideales para su cultivo, por la altitud y el agua. En otras zonas, con agua más caliza, salen duras y les cuesta más cocerse. Si la 'villarija' es buena, en media hora o tres cuartos de hora está guisada; las de terrenos no propicios pueden tardar tres horas en cocer y quedar aún así duras. Se ha intentado cultivar, por ejemplo, en la ribera del Ebro pero no ha dado resultado.
Durante mucho tiempo, la producían para autoconsumo hortelanos mayores y casi llegó a desaparecer. De hecho, cuando Jaime comenzó apenas pudo encontrar semilla. A partir de entonces tres, más agricultores decidieron sembrar algo más, para vender.
«A mí no me llega la producción y me están pidiendo más, tanto restaurantes como particulares de La Rioja y también se han llevado a Cintruénigo, Zaragoza, Bilbao, Londres, San Sebastián. El que las prueba quiere más; e incluso pide semillas», comenta Jaime Pastor.
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Las siembra se realiza entre el 15 de junio y San Fermín y en una semana nacen las plantas. Son trepadoras y Jaime les pone cañas para que suban. Las riega a goteo un par de veces a la semana y las controla por si hay plagas. Estas alubias se recogen en octubre y noviembre y el agricultor comenta que las seca y limpia antes de venderlas. Además, suele cambiar de parcela cada dos años para no agotar la tierra.
Respecto a la simiente, la conserva y no la mezcla. La consiguió a través de un agricultor mayor de Valdeperillo. Para mantenerla, siembra la simiente original aparte, procura que no haya otras cerca y las selecciona.
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Jaime se dedica al cultivo del champiñón y también tiene ciruelos, olivos y almendros.
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