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La alubia de Anguiano ha llegado al final del trayecto. Hace más de veinte años, un grupo de productores creó su Asociación. Corría el año 200, y desde 1998 se venía celebrando en la localidad serrana el festival gastronómico con su producto más popular, ese que brota cada otoño de las plantas que apoyadas en varas, se elevan hacia el cielo, pintando de verde la peculiar orografía serrana y ofreciendo un producto exquisito, si es bien tratado.
En el año 2013, los productores registraron la marca, el logo y un primer pliego de condiciones. Entre esos primeros pasos hubo que decidir el nombre elegido para un producto que se debatía entre alubia y caparrón. Un único voto decidió la balanza hacia 'alubia', nombre con el que se ha seguido trabajando y con el que en 2020 se consiguió la Denominación de Origen Protegida Alubia de Anguiano, lo que no solo vino a reforzar tanto el carácter exclusivo de un producto nacido en un enclave muy concreto de suelos cascajosos de la geografía riojana sino que también sirvió para avalar la calidad de los granos rojizos germinados en el clima fresco que propician el Najerilla y los montes Obarenes.
Pero no ha sido hasta el pasado 25 de agosto, cuando todo el proceso ha concluido con la inclusión de la variedad de alubia autóctona, denominada El Encinar, entre las inscritas en el registro de Denominaciones de Origen Protegidas de la Unión Europea, obteniendo así el reconocimiento a su sello (que ya tenía en España) por parte de todos los Estados miembros.
Actualmente, la Denominación de Origen Protegida Alubia de Anguiano ampara la producción de 33 hectáreas y a una treintena de socios.
En la mayoría de los casos se trata de cultivadores jóvenes –la alubia ha servido para ofrecer una alternativa laboral a la juventud de la localidad– que reparten su producción en diferentes fincas, dado que la especial orografía de la zona impide que puedan disponerse de grandes extensiones. Son precisamente esas peculiares características del terreno las que han impedido que pueda mecanizarse la producción –convirtiéndola casi en una labor artesanal–, y también las que posibilitan que se produzca una legumbre de enorme calidad, de tamaño reducido, con un color púrpura intenso y brillante. La piel fina del producto contribuye a que, si la elaboración es la correcta, la alubia se deshaga en la boca, donde aparece suave y mantecosa.
La inscripción en el registro de DOP europeas supone un espaldarazo comercial para la alubia de Anguiano, no tanto por la posibilidad de provocar un aumento de sus ventas (prácticamente todos los años se vende, sin demasiados problemas, toda la producción) sino como revalorización de un producto que ha hecho ya su aparición en el mercado virtual que es Internet y que ahora, con el nuevo sello que lucirán los saquitos donde se comercializan las alubias, explicitan el cumplimiento de unos requisitos concretos avalados con este distintivo de calidad que aseguran su procedencia y garantizan su calidad.
Manuel García, presidente de la Asociación de Cultivadores, admite la rentabilidad de la alubia
Manuel García preside la Asociación de Cultivadores de Alubia de Anguiano, la entidad que, en un largo proceso, ha ido quemando etapas y salvando obstáculos hasta llevar el producto estrella de su pueblo al registro continental de Denominaciones de Origen Protegidas.
Es un logro que ayudará a dar un nuevo impulso a la alubia, aunque Manuel García admite que es un producto que vive un buen momento y que ofrece rentabilidad a quienes la trabajan: «Los que plantan alubia con un objetivo económico están viendo cómo se obtiene un buen rendimiento y va a más».
Por ese motivo, aunque el número de socios que forman el grupo se va reduciendo, la superficie crece y la producción también: «La gente envejece, pero los jóvenes toman el relevo y si pueden, que no es lo habitual, van juntando fincas para conseguir una más grande en la que sea más fácil trabajar».
Este año, las condiciones climáticas no han sido fáciles para el campo riojano. Las altas temperaturas han afectado a los cultivos, e incluso en la sierra se ha dejado notar el calor, con una afección constatable en la alubia que ha provocado «una evolución muy desigual entre las plantas. Hay algunas que están muy avanzadas; sin embargo, hay otras que van más lentas», explica, y añade que se han encontrado además con otro problema:«Hemos visto que hay fincas que, en zonas muy concretas, han desarrollado un hongo que solía aparece en ocasiones, pero que este año lo ha hecho de forma más frecuente. Creemos que son zonas en las que después de regar, daba el sol, y el calor y la humedad posibilitaban la aparición de este hongo», apunta Manuel.
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