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P. HIDALGO
Miércoles, 26 de febrero 2014, 10:28
No hay salmonetes, emperador o percebes. El chicharro, las almejas, el gallo y el calamar escasean. Las lonjas de pescado en Mercarioja iniciaban ayer la actividad por esta semana acusando los estragos de la sucesión de temporales que afectaron al litoral español durante los pasados siete días y que redujeron la oferta de género significativamente y duplicaron los precios.
«Poco a poco la situación tiende a normalizarse», afirmaban ayer en la mayorista Pescados Navajas. Las lonjas comienzan a exhibir ya más especies, pero la actividad todavía no ha recuperado su pulso habitual después de que en la última semana hubiera «muy poca variedad y cantidad de pescado». «Ha faltado todo lo de costera (besugo, salmonete, cabracho, gallo, anchoa) e incluso los peces de acuicultura que se producen en el Mediterráneo en piscinas acotadas como la dorada o la lubina», enumeraban. Las pequeñas embarcaciones no han podido salir a faenar con tanta lluvia y los vendavales campando a sus anchas por Galicia y el Cantábrico, lo que ha llegado a provocar desabastecimientos. «Hubo muy poco de todo», reseñaba el gerente de Pescados Lavilla, Paco Lavilla.
Ante la escasez de pescado de bajura, el más solicitado en La Rioja, en Pescados Navajas señalaban que la demanda de merluza se disparó e incrementó su coste en «más de un 50%» la pasada semana. De igual modo, en Lavilla ejemplificaron que hace siete días el kilo de chicharro para la venta al por mayor estaba a 8 euros cuando suele rondar los 4 en esta época; la anchoa también salía a 8 euros/kilo (lo normal en estas fechas es 3) y el gallo pasó de 6 a 12. «Las clientas estaban asustaditas», reconocía una pescadera mientras buscaba género en Mercarioja para surtir su pescadería.
Pasado lo peor del temporal, «los precios ya han comenzado hoy -por ayer- a regularse», destacó Tere desde el puesto de Pescadería Navajas en el Mercado del Corregidor. Su establecimiento vendía ayer la pescadilla a 14,90 euros/kilo, frente a los 17,90 que alcanzó hace unas jornadas. «A la gente que consume habitualmente pescado no le coge de nuevas los efectos del mal tiempo y lo entiende», aseguró Obdulia, de Pescadería Insausti. Esta pescadera afirmaba que, aunque en enero y febrero la adversa meteorología suele impedir que los barcos salgan a faenar, lo de este año es inaudito. «Llevo tres décadas en pescadería y no recuerdo tal sucesión de temporales», confesó.
El sector incide además en que la mala mar ha coincidido con un mes ya de por sí muy flojo en ventas, al arrastrar los dispendios de las navidades. Así que tanto porque la meteorología resulte más benigna como porque el consumo se anime, Obdulia afirmaba estar «deseando que llegue marzo».
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