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SARA SÁENZ-DIEZ ALONSO
Jueves, 26 de julio 2012, 19:42
Cada tarde, cuando el calor da un respiro y se levanta un suavísimo airecillo los chicos del parque San Adrián se juntan en la cancha para jugar al basket.
No siempre son los mismos, aunque la mayoría repiten, no se conocen al llegar, ni tienen la misma edad; tampoco hay reglas, árbitros, ni hojas de inscripción, sólo les une una pasión que cada día, sin excepción,que les reune al finalizar la tarde...el baloncesto.
Esta costumbre lleva años desarrollándose y si les preguntamos por qué ahí y no en un centro deportivo mejor acondicionado, ninguno tiene la respuesta. "Cuando llegamos ya había gente aquí y nos unimos", cuentan los más pequeños, que aunque sólo suman quince años comparten su hobby con adultos que les doblan la edad.
Los propios jóvenes son los encargados de cuidar la pista. "La cancha la pintaron mal, jugamos con unas líneas imaginarias", decía José Luis, uno de los más veteranos. "Las canastas estaban sin redes y fuimos un día al decathlon con un euro que pusimos cada uno y compramos unas", explica.
"No hacemos feos a nadie"
Las redes sociales y el whatsapp son las vías de comunicación entre ellos, además del boca a boca. "Aquí no hacemos feos a nadie, quien sepa de qué va esto y cómo se juega en la calle se puede meter sin ningún problema", comenta Desan. Poco a poco han creado un grupo bastante grande, se organizan por equipos y compiten entre ellos. "El año pasado y el anterior organizamos dos torneos de 3x3, pusimos música y había premios y así, lo que pasa que ahora con la crisis el Ayuntamiento no nos deja traer equipos de sonido", concluye.
La mayoría de ellos son federados, entrenan en la temporada de invierno, pero en verano tienen que buscarse un sitio para jugar "aunque sea así de cutre", bromean.
Las horas que cada día pasan en el parque han servido para ir acumulando historias y experiencias que ahora llaman: 'Las leyendas del parque'. Unos las han vivido y a otros se las han contado, pero todos se recrean al recordarlas. "Hay un militar loco que aparece cuando tiene permiso...ese me da miedo", dice Dani. "Había un tío tan alto y tan bueno, que lo llamábamos la ley", continua Juan (Berges).
El buen ambiente que se respira en este parque, las risas, la mezcla de personas con edades y nacionalidades tan dispares y el deporte son algunos de los factores que hacen que la cita de cada tarde en el San Adrián sea inigualable.
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