
EFE
Miércoles, 18 de noviembre 2009, 01:38
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La pesca ilegal de arrastre, los vertidos, la construcción de puertos y el anclaje de embarcaciones destruyen cada año unas 5.000 hectáreas de praderas marinas en España, unos ecosistemas que además de ser «fundamentales» para el equilibrio ecológico del planeta son enormemente productivos.
Según cálculos de Oceana, España cuenta con más de 100.000 hectáreas de estos hábitats marinos pero cada año pierde entre el tres y el cinco por ciento de estas extensiones, lo que supone unas pérdidas de más de sesenta millones de euros anuales.
«Sólo en biomasa, las praderas marinas producen 19.000 euros al año por hectárea, diez veces más que un bosque tropical y tres veces más que la misma superficie de corales» pero, además, la riqueza de estos ecosistemas produce toneladas de pesca que generan entre 12.000 y 25.000 euros por hectárea, explica el director de Investigación de Oceana Europa, Ricardo Aguilar.
A la vista de la inmensa riqueza económica y medioambiental que generan las praderas marinas, Oceana Europa y la Fundación Banco Santander han desarrollado un proyecto de regeneración de fondos marinos en la costa almeriense.
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Frente a Roquetasde Mar
En una rueda de prensa, el director ejecutivo de Oceana Europa, Xavier Pastor, y el director de la Fundación Banco Santander, Borja Baselga, presentaron ayer los resultados de este proyecto de recuperación que se ha desarrollado en el área de Punta Entinas-El Sabinar, frente a las costas de Roquetas de Mar. Este área, que abarca unas 10.000 hectáreas, es un rico ecosistema en el que viven especies sensibles o protegidas, como las ostras rojas, las fanerógamas marinas, o los arrecifes de algas rojas pero que se encuentra gravemente dañado por las agresiones de la pesca ilegal de arrastre o la contaminación, explica Aguilar.
El proyecto, que ha consistido en la plantación de semillas de cymodocea nodosa o «prado del caballito de mar», ha demostrado que la regeneración de ecosistemas dañados sólo da resultados cuando se realiza en áreas protegidas porque de cada cien semillas plantadas sólo han germinado el 2,5 por ciento y el resto se ha echado a perder por prácticas ilegales como la pesca de arrastre.
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Por eso, Oceana ha pedido al Gobierno que amplíe este área protegida en unas 8.000 hectáreas más porque en zonas con protección «la capacidad de recuperación se multiplica por diez», ha subrayado Pastor. «Es imposible recuperar una zona degradada si antes no se acaba con lo que provoca este deterioro: el turismo masivo, la extracción de arena, las prospecciones petrolíferas y mineras y, sobre todo, la pesca de arrastre a menos de cincuenta metros, insistió.
«Hacer cumplir la legislación vigente sería suficiente para proteger estas zonas en las que es fácil ver arrastreros trabajando a diez o quince metros de profundidad», recalcó Pastor.
Además, Pastor recordó también el alto valor ecológico de estos ecosistemas que, «aunque pasan desapercibidos, son grandes productores de oxígeno y tienen una capacidad de fijación de carbono diecisiete veces mayor que la de los bosques terrestres».
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