PABLO ÁLVAREZ |
Domingo, 11 de octubre 2009, 19:29
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Uno diría que el Naturhouse ya está aquí. Su versión buena, es decir. La que se parece a los mejores momentos del año pasado, la que permite que su gente sueñe y se ilusione. La que va a pisar Europa. La que ahora mismo, es quinta de la liga Asobal.
El Naturhouse tuvo sus dudas tras perder contra Valladolid y CAI, dos equipos de lo más alto. Pero han bastado dos victorias llenas de solvencia para disipar más de una duda. La de Cangas podía llevar pegada la duda de que el rival tiene, es verdad, poca entidad.
Pero la victoria de ayer, contra el equipo revelación de este inicio de liga, contra la sensación por de este inicio de liga, vale más. Por los puntos, y por cómo se produjo. El Naturhouse dio una lección de adaptación a las necesidades del rival y volvió a mostrar que en ese vestuario y en ese banquillo hay mucha gente muy inteligente.
El Lábaro es el especialista en hacer cosas extrañas de esta liga. Y en hacerlas muy bien. Empezó el partido con una defensa 5-1 muy atípica, con el adelantado fijado sobre el lateral derecho del Naturhouse, Isaías Guardiola. La cosa les funcionó durante los primeros quince minutos, porque los locales no atacaban con fluidez, y perdían muchos balones.
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Defensa
Lo cual era maná para el Toledo, porque si se trataba de atacar en estático, el Naturhouse ya daba muestras de que iba a ponérselo muy difícil. Al igual que ocurrió en Cangas, el centro de la defensa riojana fue demasiado para los contrarios. Los toledanos se estrellaban, se quedaban colgados, no encontraban a su pivote ni a sus extremos.
Cuando el Naturhouse superó el momento más crítico (una doble exclusión cuando perdía 5-6, en la que los toledanos no consiguieron marcar) las cosas cambiaron. Los riojanos tomaron una delantera en el marcador que por el momento fue mínima, pero que amenazaba con hacerse más grande en cuanto dejaran de perderse balones en ataque.
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Mientras tanto, Pavel Bashkin se tomaba su trabajo como se lo tomaría un martillo pilón: sin descanso, y a su ritmo. Para cuando terminó la primera mitad, había hecho 8 goles en 9 lanzamientos, y acabaría el partido con 10 de 11. El ruso está, sencillamente, espectacular.
Los tres de diferencia con que empezó la segunda mitad se convirtieron rápidamente en seis, cuando apareció Isaías Guardiola para hacer goles desde muy lejos.
El Lábaro tuvo otro arranque, facilitado por un nuevo rato de locura y exclusiones. Tal y como defiende el Naturhouse, es bastante exagerado que acabara con 8 exclusiones, pero así fue: demasiadas tonterías, en realidad. Pero el caso es que el Lábaro se acercó hasta el 21-19, y luego al 24-23.
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Un muy afortunado Ángel Romero mantuvo el pulso de su equipo en ataque en esos momentos. Cuando pasó la tormenta y la defensa pudo defender con todos sus efectivos el Lábaro desapareció en ataque: llegó un 8-1 de parcial que dejó las cosas decididas a falta de 10 minutos.
El Naturhouse, pues, supo jugar con el rival que tenía delante, y acabó ganando con soltura. Se han ganado el derecho a ser quintos de la Asobal: son un equipo temible.
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