REGIÓN

El ex yeta

MARTÍN SCHMITT mschmitt@diariolarioja.com

Domingo, 23 de agosto 2009, 02:11

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H UBO un tiempo en el que estuve gafado, (como dirían en mi país); fui un auténtico, con un mal fario que se podía oler a kilómetros de distancia y al que, quizá un político harto de mis crónicas, le había echado el mal de ojo. Esta mala suerte me persiguió durante dos semanas como una sombra, pero creo que todo se ha acabado. Eso espero, por el bien de la Unión Deportiva Logroñés.

Me explico. Todo se inició en mis vacaciones, al reunirme con mi padre, hermanos y sobrinos, a los que no veía desde hace dos años, presentar a mi pequeña y hacer un viaje a Túnez todos juntos. Pero todo se empezó a truncar cuando el funcionario de turno, sin explicación alguna, impidió la entrada en su curioso -por no decir algo por el que se me pueda catalogar de racista- país a mi padre, un hombre tan viajado que su pasaporte parece la biblia en fascículos. A eso le siguió encontrarnos con un hotel al que le sobran algunas estrellas, sin las habitaciones contratadas, con un carro para toallas en vez de cuna, un calor insufrible y una infección de orina que contagió mi niña y que precipitó nuestra vuelta urgente a Madrid, donde quedó ingresada. A la preocupación se le sumó una tormenta de granizo en la autopista, la caída de la cortina del salón al llegar a Logroño y la perdida del cargador de la cámara, por el que me quisieron cobrar 52 euros.

Pero la cosa parece haber amainado, por lo que aproveché para abonarme a la U.D., un proyecto que considero más que serio después de años de desgracias y ladrones. Deseo que esta iniciativa sobreviva a mi ya algo lejana yeta y no ser, esta vez, la razón de tanta desazón en Las Gaunas, para que, de una bendita vez, disfrutemos de buen fútbol en Logroño.

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