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J. V. MUÑOZ-LACUNA
Domingo, 9 de agosto 2009, 02:26
El Tío Camuñas sugiere en la imaginación infantil el mismo terror que el Hombre del Saco, el Coco, el Sacamantecas o el Sacasebos. Todos tienen en común su fama de seres monstruosos y agresivos que odian a muerte a los niños. Durante la historia han sido útiles referencias empleadas habitualmente por los padres cuando los hijos se resistían a obedecer. Sin embargo, en el caso del Tío Camuñas su imagen de infanticida resulta injusta. El Tío Camuñas existió y ahora se cumple el bicentenario del origen de su mito en la lucha contra los franceses en la Guerra de la Independencia.
El Tío Camuñas se llamaba Francisco Sánchez Fernández y vino al mundo el 11 de septiembre de 1762 en Camuñas (Toledo), localidad manchega de la que acabó adoptando el nombre. La vida de Francisco, conocido más tarde como 'Francisquete', transcurría de manera apacible como la de cualquier hombre de campo de la época. A los 23 años se casó con Águeda María Martín, natural de Madridejos (Toledo), con quien tuvo seis hijos. Su profesión era la de correo, lo que le permitió conocer a la perfección la comarca.
'Francisquete' parecía predestinado a ser un español anónimo más pero su vida cambió por completo con la invasión napoleónica en 1808. Su hermano Juan Pedro, por quien 'Francisquete' sentía devoción, se vio envuelto en la violenta muerte de un concejal afrancesado -Juan Pedro había mantenido con él un pleito años atrás- cuando los hermanos estaban siendo buscados por soldados napoleónicos por colaborar presuntamente con una banda de guerrilleros.
Esto ocurrió el 23 de abril de 1809. Un mes después Juan Pedro fue capturado por los franceses y colgado en una de las aspas del Molino Viejo que aún hoy se conserva en Camuñas bajo del nombre de Molino de La Unión. Según algunos historiadores como Enrique Rodríguez-Solís (1844-1923), los franceses le prometieron que conservarían su vida si se entregaba, algo que no cumplieron y que llenó de ira a su hermano Francisco. Fue entonces cuando Francisco dejó de ser conocido como 'Francisquete' y comenzó la leyenda del Tío Camuñas.
Guerrilla
Francisco juró venganza sobre el cadáver de su hermano y cumplió su palabra acabando con decenas de soldados franceses en la sangrienta guerra de guerrillas durante los dos siguientes años. Si la trágica muerte de su hermano le afectó enormemente, los abusos de las tropas invasoras en Camuñas y la prematura muerte de uno de sus hijos el 13 de julio de 1809 acabaron por agriar del todo su carácter. Su hijo ni siquiera pudo tener un entierro digno porque los franceses continuaban ocupando el pueblo.
Todo ello le empujó a recorrer las localidades vecinas para reclutar a amigos y conocidos con los que organizar una guerrilla. Empezó creando un grupo de 30 hombres, hábiles con las armas y los caballos, que acabaron diezmando las tropas francesas en toda La Mancha. Sus daños fueron tales que los franceses gritaban horrorizados «¡Que viene el Tío Camuñas!» cuando la banda actuaba.
Entre 1809 y 1811 el Tío Camuñas y sus hombres camparon a sus anchas desde Madridejos hasta Despeñaperros en el camino real que hoy está cubierto de asfalto por la autovía Madrid-Cádiz. Entre sus hazañas destacan el ataque a 80 soldados franceses en La Guardia (Toledo) por 40 guerrilleros que causaron once bajas mortales y siete heridos, la captura de un destacamento de 120 franceses en Lillo (Toledo), la incautación de 60 carros cargados de tabaco y pólvora o el robo de 30 toros que los franceses pretendían hacer lidiar a los españoles en la festividad de Santiago Apóstol.
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