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M. FÉLEZ
Miércoles, 29 de julio 2009, 02:14
Lleva 18 años colaborando con Cáritas y desde septiembre del año pasado lo hace de una forma regular. Ignacio Fernández Blanco es el abogado que cada viernes facilita asesoramiento jurídico en las instalaciones que Cáritas tiene en Calahorra. Un servicio que tras el de la capital de La Rioja Baja ha asumido también Cáritas en Logroño, desde donde dos abogados voluntarios asesoran sobre situaciones de insolvencia.
«Cuando alguien tenía dudas jurídicas le remitíamos al despacho de Nacho, pero con la llegada de la crisis comenzaron a ser tantas que decidimos que estuviese un día a la semana aquí para solventar todas esas dudas», explica Chelo Fernández, trabajadora social de Cáritas.
Aunque en principio la idea era que fuese una asesoría hipotecaria también se tratan otros temas como revocaciones de órdenes de expulsión, violencia de género o asuntos laborales. «Es un poco como ser abogado de pueblo, tienes que tener mucha experiencia para poder tratar diversos temas», explica el abogado Ignacio Fernández Blanco.
«Hemos tenido un 'boom' de gente que no puede hacer frente a su hipoteca y desde aquí intentamos solucionar parte de los problemas aunque es muy complicado», continúa. Así reconoce que casi el 90% de los problemas no se pueden solventar «porque cuando vienen no hay solución pero aquí les damos consejos prácticos para buscar la mejor solución al conflicto».
Así, durante estos casi 10 meses han pasado entre 50 y 60 casos por sus manos y algunos de ellos han tenido respuesta satisfactoria. «Hemos conseguido renegociar con los bancos algunas hipotecas para bajar las cuotas y ampliar los tiempos o se ha conseguido la cancelación total de la deuda con la entrega del piso», continúa Fernández Blanco.
Casos sangrantes
El abogado aconseja pedir ayuda antes de que la situación sea insostenible; «una vez que alguien es moroso en un banco es mucho más difícil solucionar sus problemas». Los casos más sangrantes llegan de personas que además de la hipoteca de sus viviendas tienen otra serie de créditos «como los que anunciaban en la televisión, el del coche...» y que, según asegura, «ya no podrán tener nunca un piso en propiedad».
No es una tarea fácil la que realiza este joven abogado. «Hay muchas veces que me he ido con ganas de llorar por no poder solucionar el problema de algunas familias». Familias que no sólo son de inmigrantes; «aquí llegan también españoles con problemas de créditos, la mayoría ronda los 35 años y ves que no poder cumplir con el compromiso adquirido con el banco les resulta muy penoso».
Sonrojado por que se le de tanta importancia a su labor en Cáritas reconoce que «hay muchos voluntarios que son los encargados de llevar las gestiones. Yo asesoro, pero luego son otros los que acompañan a esta gente a los bancos a hablar con los directores».
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