MARCELA VALENTE
Lunes, 27 de julio 2009, 02:17
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Manuel Zelaya prometió ayer permanecer «día y noche» hasta que le devuelvan la presidencia de Honduras, en la frontera de Nicaragua con su país. Para ello ha organizado una acampada con sus seguidores, a los que procura mantener movilizados. De hecho, incluso ha suspendido el viaje a Washington previsto para mañana. «Si alguien quiere hablar conmigo que mande un delegado aquí, a la frontera», manifestó.
El presidente pernoctó por segunda noche consecutiva en una localidad nicaragüense cercana al límite con Honduras. El viernes cruzó la frontera por unos minutos y habló con los militares a cargo del operativo de seguridad, pero no fue detenido. No obstante, regresó pronto a Nicaragua. El sábado, con su ya clásico sombrero blanco de ala ancha y un megáfono, propuso a sus seguidores una vigilia hasta lograr su entrada en su país. «Vamos a poner campamentos con agua y comida. Estaremos en la mañana, en la tarde, en la noche, esperando a los compatriotas que vienen y a mi familia», indicó.
La esposa de Zelaya, Xiomara Castro, sus hijos y otros familiares se encuentran en la frontera, en un retén del lado hondureño, pugnando por encontrarse con el presidente. Pero no quieren salir del país. Los militares ofrecieron trasladarlos en un avión privado a Nicaragua, pero se negaron.
Xioamara Castro teme que busquen sacarla por la fuerza, como hicieron con su esposo en la noche del golpe. Ella pretende, en cambio, que se permita el regreso a su marido para reunirse con él en el lado hondureño. Aunque ve riesgos. «Temo por su vida porque hay francotiradores esperando para dispararle», advirtió.
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Esfuerzos diplomáticos
Entretanto, siguen latentes los esfuerzos diplomáticos para buscar una solución negociada a la crisis. El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, consideró que la voluntad de Zelaya de regresar «es legítima». «Él es el presidente constitucional de Honduras. Fue su salida forzada del poder la que generó la crisis, no su eventual retorno. Por lo tanto, está es su legítima aspiración», remarcó. No obstante, Insulza no comparte los intentos del mandatario expulsado de entrar en Honduras antes de que exista una solución.
Zelaya fue derrocado por un golpe cívico militar el 28 de junio y trasladado por la fuerza a Costa Rica. Desde entonces, la OEA mantiene a Honduras separada del organismo y exige la restitución. Pero el Gobierno de facto de Roberto Micheletti afirma que si el mandatario regresa será arrestado por diversos delitos.
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«Nosotros queremos una solución pacífica», señaló Insulza, al tiempo que reveló que realiza gestiones para formar una «comisión de notables» capaz de verificar los acuerdos a los que lleguen eventualmente. Como parte del plan propuesto por el presidente de Costa Rica y mediador en la crisis, Óscar Arias, se habla también de crear una comisión de verificación. De hecho, Insulza ha ofrecido al ex presidente chileno Ricardo Lagos (2000-20006) ser parte de ese grupo.
El proyecto de acuerdo prevé la restitución de Zelaya, la formación de un Gobierno de unidad, el adelantamiento de las elecciones y una amnistía. La propuesta fue rechazada inicialmente por Zelaya y por los golpistas. Sin embargo, en las últimas horas, Micheletti declaró que en su país aún se analiza el plan de Arias.
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