Resulta difícil poner calificativos a la temporada que acaba de terminar. Jota González y su equipo han hecho una campaña para enmarcar y puede tener el premio añadido de la Copa EHF. El equipo lo merece, aunque da algo de vértigo pensar en la corta historia de este club que tiene como objetivo a partir de ahora asentarse en la zona tibia de la clasificación.
Publicidad
Volviendo a lo que hemos vivido este año, me atrevo a afirmar que muy pocos por no decir nadie pensaban en la posibilidad de acabar la liga en la séptima plaza. El equipo ha dado un salto estratosférico, ha disputado la práctica totalidad de los partidos, ha puesto en dificultades a más de un grande y ha conseguido algunos resultados de relumbrón. Tras no alcanzar la Copa del Rey, el premio debe llegar. Este bloque ha recibido ya un premio, el apoyo incondicional y afectuoso de una afición que crece con el equipo, pero merece uno material, el pasaporte europeo.
Pero la temporada no ha sido un camino de rosas. Jota ha tenido que ir haciendo ajustes a medida que avanzaba el año. El lateral izquierdo no funcionaba como era de esperar, Belaustegi no ha tenido continuidad en su juego y el traspaso de Oneto obligaba a Ángel Romero a asumir responsabilidades demasiado pronto tras un año en blanco. Jota fue buscando soluciones ingeniosas a cada problema hasta que logró que la plantilla pusiera en práctica el sistema de juego con naturalidad. Jota quiere un proyecto a medio plazo y nosotros queremos que el director de la orquesta sea Jota. El técnico se ha labrado una imagen que le puede llevar lejos. Pero, de momento, que se quede.
¡Oferta especial!
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.