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LUIS GÓMEZ
Miércoles, 29 de abril 2009, 12:08
Sentada detrás del reloj del Congreso de los Diputados, la primera dama francesa volvió a marcar ayer todos los tiempos en la visita de Estado de su marido, Nicolas Sarkozy, a Madrid. Carla Bruni eclipsó nuevamente a su esposo -como ya hizo en la pasada cumbre de la OTAN-, relegó a un segundo plano la agenda estrictamente política de la cumbre hispano-gala y justificó su condición de estrella mediática. No se puede decir, sin embargo, que en su esperado encuentro del lunes con la princesa la ex modelo anulase la figura de Doña Letizia. La princesa aguantó el 'vendaval Bruni', pese a que la cantautora italiana convirtió su presencia en una pasarela. Exhibió elegantes joyas de Chaumet, paseó con los últimos modelos del zapatero favorito de las celebrities de Hollywood, Christian Louboutin, -fácilmente reconocibles por su inconfundible suela roja- y varió sus rígidas costumbres para brillar si cabe con más fuerza.
Bruni amplió su fondo de armario y en su primera aparición española traicionó a Francia y a su diseñador de cabecera: Christian Dior. Escogió un ajustado vestido negro de lycra combinada con una camisa blanca fruncida a modo de bolero del diseñador tunecino afincado en París Azzedine Alaïa, con el que recordó, levemente, el efecto provocado por Rania de Jordania en la boda del Príncipe de Asturias.
Bruni coincidió con Doña Letizia en las hechuras de su primer encuentro. Ambas optaron por vestidos de idéntica estructura -modelos tubos por encima de la rodilla y de manga francesa (larga)- pero rematados de detalles reveladores. El seda azul Dior de Bruni incorporó el último 'grito' de la moda: las recuperadas hombreras de los 80.
Por la noche también repitieron. La francesa, esta vez con el pelo recogido en un moño, echó mano de otro Dior también azulado, que dejaba desnuda su espalda. En línea con los tiempos que corren, doña Letizia apostó por un modelo ya usado y rescató el gris perla de seda con polisón que dejó al aire sus brazos y que le diseñó Lorenzo Caprile para la cena de gala con la que despidió su soltería hace 4 años.
A punto de cumplir quince meses de feliz matrimonio, Bruni exhibió una imagen más juvenil en la jornada con la que se despidió de Madrid. Se soltó otra vez el pelo, echó mano de los bolsos pequeños -antepuso por primera vez los de Roger Vivier a los de Dior y Hermès-, se la vio en pantalones y prescindió de nuevo de sus inseparables bailarinas para mostrar los zapatos de tacón 'chupete' de Louboutin.
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