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Pena en Santa Justa
LOGROÑO

Pena en Santa Justa

Las Hijas de la Caridad dejan Santa Justa, 92 años después dede gestionar la residencia llegar a la ciudad de Logroño

M. SCHMITT

Lunes, 27 de abril 2009, 10:53

Las Hijas de la Caridad de San Vicente de Paúl llegaron a Logroño un día oscuro de otoño, un 20 de noviembre de 1916. Llenas de entusiasmo y con ansias de trabajar por los demás, cinco religiosas se instalaron en la antigua residencia de la calle Marqués de Murrieta, frente a la Bene. Una obra que fue inaugurada unos meses más tarde, el 16 de febrero, cuando comenzaron a hacer su servicio en la residencia de Santa Justa, al cuidado de los ancianos.

Pasó la Guerra Civil, cuando el antiguo edificio se transformó en hospital de sangre con un centenar de camas para asistir a los soldados, para que el centro se transformara en sanatorio antituberculoso. Años más tarde, en 1957, al retomar las tareas de residencia de ancianos, a una de sus alas se añadió una guardería de niños dependientes de Auxilio Social y gestionada por las Hermanas de la Caridad.

Después de abrir un nuevo pabellón con 115 ancianos, el edificio de Murrieta se quedó pequeño, y la congregación decidió trasladar la residencia Santa Justa a su actual emplazamiento, en avenida de La Paz, 111.

Y hoy, 92 años después de que esas cinco monjas llegaran con el corazón abierto a Logroño, la comunidad religiosa ha decidido retirarse hacia otros destinos, algo que deja con mucha pena a los 145 residentes de Santa Justa.

«Hay otras necesidades, otras pobrezas», explica la directora de la residencia, Sor Magdalena Medino. Hasta el momento, un total de seis hermanas se ocupaban de la atención de las personas mayores. «Los ancianos están tan bien atendidos que no tienen ni escaras», dice con orgullo. Ahora, esas tareas las llevará a cabo personal contratado de la empresa Ociosport.

Nuevos destinos

Mañana será el último día de las Hermanas de la Caridad al frente de la residencia de Santa Justa, y cada una de las religiosas tiene un destino distinto: una de ellas se marcha a Almazán (Soria); otra a Albacete; otra monja se marcha a la capital y una se queda en Logroño, con otra misión.

«Como tenemos muchas obras, muchas necesidades y no muchas manos vamos cerrando casas», explica Sor Magdalena, quien se queda con varios recuerdos de estos años (ella ha estado cuatro años al frente de la residencia). «Fui muy bien acogida en Logroño. Con todo el personal de la casa me llevé siempre muy bien, al igual que con el gerente. Siempre te quedas con la sensación de que se puede hacer más, pero creemos que el deber está bien cumplido».

Por tal motivo, es momento de agradecimientos. Sor Magdalena recuerda con cariño a todos los riojanos, a la Comunidad Autónoma de La Rioja, «que ha tenido muchos detalles con la casa»; a todos los residentes y al personal que ha trabajado durante estos años en la residencia de Santa Justa.

En La Rioja existen en la actualidad más de un centenar de Hijas de la Caridad; en España son cerca de 5.000 las mujeres pertenecientes a esta comunidad religiosa. Todo comenzó en el siglo XVII, cuando el teólogo y sacerdote Vicente de Paúl, profundamente conmovido por la pobreza y el sufrimiento que le rodeaba en París, inició de una manera sencilla la ayuda a los necesitados y así comenzó el carisma de las Hijas de la Caridad.

El ámbito de actuación de la hermandad en la actualidad es amplio. Desde el cuidado de enfermos, educación (hay varios colegios de la congregación religiosa), obras sociales (comedores sociales como el de la Cocina Económica), hogares infantiles y hospitales.

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