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J.S.
Jueves, 19 de marzo 2009, 11:58
«Difícilmente encontraremos un diseñador más completo, complejo y auténticamente creador. Su trabajo supone una redefinición de la profesión y, por tanto, de la cultura del proyecto». El alemán Otl Aicher, filósofo del diseño gráfico en el siglo XX, definió así a Alberto Corazón (Madrid, 1942), uno de los diseñadores españoles con mayor proyección internacional y cuyo trabajo forma parte del imaginario cultural del país. También de La Rioja.
- ¿Por qué le escogieron a usted para aquel encargo de La Rioja?
- Ya había hecho el programa de identidad del MOPU para el primer Gobierno democrático; fue algo que tuvo mucha repercusión. Pero el trabajo de La Rioja tuvo una influencia enorme.
- ¿Quién contactó con usted?
- Carlos Sáenz de Santamaría [entonces era consejero de Hacienda] me conocía porque antes había hecho un trabajo para su empresa.
- ¿Qué fue lo que resultó tan novedoso en el trabajo de La Rioja?
- Independientemente de lo más o menos acertado de la imagen, lo más importante fue la ordenación de la identidad y de la imagen corporativa a través de un manual de normas. Tuvo enorme importancia y lo llegaban a pedir como modelo en muchas partes, en escuelas... Y se convirtió en un libro de texto para el desarrollo de identidades.
- ¿Sintió que su trabajo fue bien entendido en La Rioja?
- Yo creo que sí. Con quien más trato tuve durante todo el proceso fue con José Ignacio Pérez Sáenz [entonces consejero de Cultura] y él estuvo a favor desde el principio. Aunque el proceso fue muy intuitivo; íbamos resolviendo cuestiones según surgían. Ahora se trabaja al revés: lo primero es el manual. Pero yo tenía un poco la sensación de tener que estar convenciendo a la gente porque entonces no se conocía nada de esto del diseño.
- ¿Y entre los ciudadanos?
- Era una imagen pensada para ellos más que para los foráneos. La aceptación fue instantánea. Nadie dijo nada malo. Fue algo simpático.
- Tiene algunos elementos comunes con el escudo antiguo. ¿Lo tuvo en cuenta?
- Para nada. Las similitudes son casuales porque ambos hacen referencia a elementos emblemáticos: la montaña, el río, el puente... Y en realidad aquél otro no era un escudo histórico, sino que se lo habían inventado en los años 50 después de alguna comilona.
- ¿Cómo surgió esa imagen?
- Desde el primer momento tuve claro que el debía visualizar el territorio. Insistieron mucho en que viajara en helicóptero. ¡Con el vértigo que yo tengo! Visitamos muchos pueblecitos, nos recibían los alcaldes...
- ¿Y el color?
- Era un verde poco o nada utilizado entonces, pero yo insistí mucho porque remitía rápidamente al territorio.
- ¿La bandera en esa disposición?
- Me pareció que eran demasiados colores y pensé que inclinando las bandas y dándoles diferente longitud causaría más impacto. ¡Me encanta ver esa pegatina! Si fuera más convencional no se identificaría tan bien.
- ¿Cree que sigue siendo vigente?
- Completamente. Yo no lo cambiaría. Me sigue gustando mucho y sigue cumpliendo su función. Se podrían hacer algunas correcciones... de escalas. Pero la esencia del sigue teniendo una fuerza enorme.
- ¿Qué cambios ha apreciado en el diseño que se hace en España?
- En 25 años ha cambiado sustancialmente, no linealmente, sino con subidas y bajadas. Ahora se nota la crisis y los encargos llegan con muy poca ambición. El diseño está siempre respondiendo a la evolución de la sociedad.
- ¿La fascinación por las herramientas tecnológicas impide ver lo necesario que es el talento?
- Sí, todavía estamos en ese proceso de fascinación, pero ya va reduciéndose. Las herramientas son utilísimas, pero nada más. La mejor herramienta es el cerebro. El diseño es una actividad más inteligente que estética.
- ¿Una imagen por diseñar?
- Me gustaría diseñar la imagen de España. Es algo que tenemos pendiente. Es como si no existiéramos en el panorama internacional porque no tenemos identidad (corporativa). Es difícil, porque no creemos en los colores ni en la bandera...
- ¿El diseño más potente?
- Nadie ha desarrollado un sistema de normas de identidad como el cristianismo. La cruz es un diseño imbatible, pero además la Iglesia se ha empleado a fondo en desarrollar esas normas de identidad durante siglos.
- ¿Su diseño más rompedor?
- Siempre aquél en el que estás trabajando es el más rompedor. En estos momentos es la nueva identidad de la Fundación Mapfre, algo muy sutil y con muchas aplicaciones, e innovador.
- ¿Alguno decepcionante?
- Ninguno. Al contrario, sigo viendo viejos diseños míos que me fascinan, como el de la Once; fue muy transformador que una organización de ciegos quisiera renovarse a través de su imagen.
- ¿Sufrimos tal saturación de imágenes que llegan a perder sentido?
- Ahora las producimos todos (hasta con el móvil). Sí, hay saturación y creo que se producirá algún tipo de reordenación. Una avalancha como la actual se reestructurará de algún modo. No sé cómo, pero algo pasará. Todavía tenemos algo que aprender en nuestra relación con las imágenes.
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