Betsy Blair, actriz protagonista de 'Calle Mayor', muere en Londres a los 85 años

Si el cine tiene la capacidad de inmortalizar, la inolvidable Isabel de no morirá nunca en el corazón de los logroñeses. La actriz estadounidense Betsy Blair, protagonista de la célebre película de Juan Antonio Bardem rodada en la capital riojana en 1956, falleció el pasado día 13 en Londres como consecuencia de un cáncer cuando contaba 85 años de edad.

Betsy Blair llevaba media vida asentada en el Reino Unido, donde había labrado una segunda etapa más modesta después de iniciar en Estados Unidos una prometedora carrera como actriz a las órdenes de grandes directores como George Cukor y Joseph Mankiewicz y posteriormente en Europa con otros como Michelangelo Antonioni y el propio Bardem.

Había comenzado muy joven a trabajar como bailarina y corista y pronto se fijó en ella el actor-bailarín Gene Kelly, con quien se casó a los 17 años. Pero su firme compromiso político le costó no tener una proyección aún mayor.

«Betsy -cuenta Irene León en el libro -, quien desde hacía unos años se había sentido muy interesada por la política, se involucró en el Sindicato de Actores de Pantalla. Este hecho marcaría de por vida su carrera. Entró en los Canales Rojos, lo que provocó que dejara de trabajar en Hollywood».

Tuvo que marcharse del país por la 'caza de brujas' para recalar en Reino Unido. Tras divorciarse de Gene Kelly, se casó con el director Karel Reisz (fallecido en el 2002). Su carrera cinematográfica no volvió a relanzarse, aunque continuó haciendo interpretaciones hasta hace escasos años.

El pasado otoño regresó a La Rioja para ser homenajeada en el Festival Octubre Corto de Arnedo. Su visita a Logroño y a la recordada calle Portales, donde rodó aquellas memorables escenas junto a José Suárez, resultó conmovedora. Incluso a pesar de un accidente que le costó una fractura de húmero, Betsy Blair dio muestras de su grandeza humana y de su belleza. Y pareció despedirse de su querida Isabel..

«... Isabel volverá a su sitio, calle Mayor arriba, a su casa. Y se quedará allí, apoyada en los cristales de su ventana, junto al maniquí con el vestido para ese gran baile, que ahora estará empezando. Isabel, allí, tras la ventana, mirando, sin ver, la calle Mayor, sobre la que empieza a caer la primera lluvia de otoño».