A.G.
Domingo, 15 de marzo 2009, 01:43
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La erosión genética ha pasado una gruesa factura a la diversidad varietal de los vinos de Rioja, como también ha ocurrido en España y prácticamente en todo el mundo. Según la relación de referencias citadas por Nicolás García de los Salmones, en 1912 se cultivaban 44 variedades de uva diferentes, que se quedaron en 11 para 1942 y que a finales de siglo XX eran únicamente siete, con dos blancas casi testimoniales (malvasía y garnacha blanca) y tres tintas en claro retroceso (garnacha, graciano y mazuelo).
La incorporación de seis minoritarias (tres tintas y tres blancas), gracias a la labor de investigación y rescate de Fernando Martínez de Toda y de Juan Carlos Sancha, y la autorización, por otro lado, de las foráneas chardonnay, sauvignon, ha ampliado el catálogo, pero en la actualidad, en el caso de las tintas, el tempranillo monopoliza el 85% de la superficie, mientras que, en las blancas, la viura supone el 96% de las hectáreas plantadas.
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