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El primer lenguaje
CULTURA

El primer lenguaje

Román Gubern y Luis Gasca recogen en un diccionario un millar de onomatopeyas relacionadas con el mundo del cómic

T.G.YEBRA

Lunes, 1 de diciembre 2008, 10:51

'Plaf', 'plof', 'bang', 'tururú', 'guau-guau', 'pío-pío', 'kikirikí'. El habla comenzó a gestarse en la época de las cavernas. El hombre primitivo imitaba los sonidos de los animales, de la naturaleza, de los propios objetos, para formar las primeras expresiones fónicas. «A pesar del perfeccionamiento del lenguaje, la onomatopeya ha pervivido a lo largo de los siglos», explicó Luis Gasca (San Sebastián, 1933), coautor junto a Román Gubern (Barcelona, 1934) de (Cátedra), un ensayo profusamente ilustrado que está arrasando en las librerías.

A finales del siglo XIX surgen en nuestro país las primeras revistas satíricas con onomatopeyas en sus viñetas y dibujos.

«Las hay genuinamente españolas, como 'catacroc', que alude a una gran colisión; 'toc toc', llamar a la puerta; 'plaf', bofetada; 'plof', caída; 'buaaa', lloro, y de procedencia anglosajona, como 'bang' (disparar), 'ring' (llamar) o '¡ahhhh! (susto o pavor)».

La fuerza de la onomatopeya, a juicio de estos autores, no tiene sustitutivo. «En la publicidad se ha utilizado para bautizar marcas de conservas, véase el caso de 'Miau', y en el arte pop jugó un papel importantísimo, no hay más que detenerse en la obra de Lichtenstein», dice el autor vasco. A juicio del catalán Gubern, la onomatopeya posee autonomía plástica y expresiva. «Es un leguaje por sí mismo», asegura este catedrático de Comunicación Audiovisual de la Universidad Autónoma de Barcelona.

Ladridos

Ordenado alfabéticamente, el libro recoge las expresiones fonosimbólicas más utilizadas. Es curioso observar cómo varían algunas de ellas dependiendo del idioma de procedencia. El canto del gallo, en español, es 'kikiriki', en cambio en francés es 'cocoricó'. Los perros españoles ladran emitiendo el sonido 'guau-guau'; los ingleses ladran diciendo 'bark-bark'. «El idioma con más recursos onomatopéyicos e interjectivos es el japonés», asegura Gubern. «La causa hay que buscarla en que es una lengua con mucho sonidos monosilábicos, lo que facilita la creación de esta modalidad expresiva».

Hace veinte años, estos mismos autores se embarcaron en un proyecto similar - -, aunque con resultados más modestos.

«Lo que hemos hecho ahora es el primer diccionario de onomatopeyas que se publica en el mundo», recuerda Gubern.

En sus más de 400 páginas se pueden encontrar 1.100 imágenes y un millar de onomatopeyas. El libro será presentado en la Universidad de Chicago el próximo mes de mayo.

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