
S. CARMONA
Domingo, 15 de junio 2008, 02:33
Su fama les precede y por eso fueron muchos los calagurritanos que ya desde primera hora de la mañana se rendían al espectáculo de las dos ruedas. Un año más, la concentración motera del club 'El Reventón' no ha decepcionado. Está siendo un fin de semana intenso, tanto para los 250 moteros, llegados desde todo el norte de España, como para los curiosos que disfrutan descubriendo qué se esconde detrás de lo que es toda una filosofía de vida.
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Hasta la ciudad han llegado motos de toda condición. De carretera, clásicas, con sidecar e incluso de tamaño de juguete, para ir fomentando la afición entre los imberbes. Máquinas sobre cuyos lomos, se puede ver a moteros de lo más extravagante, a aquellos que prefieren pasar desapercibidos o incluso a los que parecen ser de la vieja escuela. Diferentes todos ellos pero con algo en común: su pasión por la moto y estas concentraciones.
«Es diferente»
Las concentraciones moteras tienen algo que las hace muy atractivas a los curiosos. «El caso es que el ruido molesta y que algunos dan un poco de miedo a primera vista, pero cuando cruzas la barrera de la distancia y te acercas, conversas con ellos y te invitan a disfrutar de la moto descubres que es algo diferente y muy divertido».
Son palabras de María, una vecina que con los años se ha acostumbrado a que los moteros invadan su barrio y que ha aprendido a entender, al menos en parte, qué se esconde detrás de estos apasionados de las dos ruedas que, anualmente, visitan Calahorra.
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