PABLO ÁLVAREZ
Domingo, 30 de marzo 2008, 14:21
El Naturhouse subió, bajó y volvió a subir. Planteó el partido como si fuera un lanzador de bumerán, y a punto estuvo de provocar un infarto en la parroquia. Y Antequera, que peleó todo lo que pudo y un poco más, acabó sufriendo los cambios de humor del equipo local: primero se vio barrido de la cancha, luego parecía que se llevaba el partido sin duda, y al final se quedó con un palmo de narices y sin puntos. Todo, en un emocionante guión escrito en tres capítulos.
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El primer acto de semejante locura fue excelente. Para los riojanos, claro. El Naturhouse salió con decisión para poner tierra de por medio con algo que se parecía mucho a la superioridad. Quienes recordaban los duelos Naturhouse-Antequera de toda la vida, esos partidos a cara de perro que se decidían en la última inspiración, no se creían lo que veían: los franjivino tomaban aire con una defensa extraordinaria, salían al contraataque volando y jugueteaban con un Antequera inane.
Así, con un Tvedten matador y un ataque bien dirigido por Diego Pérez Marne, y con Belaustegi y Oneto muy acertados, el partido tomaba ritmo de paliza: 14-7 en el minuto 24.
Segundo acto
Pero ahí, de pronto, con un tiempo muerto pedido por Jota González, empezó el segundo acto. El ataque del Naturhouse se atascó completamente, y el Antequera comenzó a funcionar. Así, llegó un 1-5 en lo que quedaba de primera parte, que se amplió hasta un 1-8 en los primeros minutos de la segunda.
Jota buscaba y no encontraba soluciones a un ataque que había desaparecido de la cancha. Quitó a Pérez Marne y apostó por Amargant y Mojsovski. El primero no encontró claridad, el segundo ni vio el balón: el macedonio no está para muchos trotes, en realidad. También probó con Julio Fis para sacar a un Novelle que no se encuentra en los últimos partidos. Pero el cubano no vio puerta. Y mientras, Antequera ponía la directa y abría su hueco: 17-20, minuto 42.
La solución, curiosamente, empezó por la defensa. Jota quitó a Tvedten para meter a Parra a defender en 5-1. Antequera dejó entonces de crear con tanta facilidad, y el Naturhouse respiró un poco. Un par de goles de Isaías recordaron a los locales que también sabían marcar, y que Antequera no es Ciudad Real.
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Ahí, en el 38, empezó el tercer acto del partido. García Vega se ganó una exclusión algo tonta y justo entonces Jota decidió, quizá algo tarde, devolver al partido a Diego Pérez Marne.
Cambio radical
Todo cambió como por ensalmo. El leonés empezó con un golazo y una asistencia preciosa a Aguirrezabalaga. Jota volvió entonces a la defensa al 6-0, y Antequera, sorprendido de nuevo por el cambio, dudó unos minutos. Suficientes para, con Tvedten de vuelta en la cancha, hacer un parcial de escándalo en 9 minutos: un 7-0 que se llevó el marcador hasta el 27-22 en el 57. Todo eso, ayudado por un Gurutz Aginagalde que paró casi todo en ese momento.
Lo que quedaba sólo tuvo la emoción de ver si el Naturhouse conseguía poner a su favor la diferencia de goles con Antequera, superando el 29-25 de la primera vuelta. Lo intentó hasta con Gurutz atacando: un digno y extraño final para un partido de locura. Al menos, tras los tres actos, hubo final feliz. Y el descenso sólo parece ya un mal sueño.
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