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Cuando el colegio es la casa
REGIÓN

Cuando el colegio es la casa

Treinta y seis chicos y chicas conviven de lunes a viernes en el internado del colegio Menesiano, ubicado en las afueras de Santo Domingo de la Calzada

J. ALBO

Domingo, 27 de enero 2008, 13:55

Viernes, dos de la tarde. En el colegio Menesiano, a dos kilómetros de Santo Domingo de la Calzada, las maletas y bolsas de viaje apiladas en un pasillo denotan que falta poco para que los alumnos internos acaben su horario escolar y regresen a sus domicilios. Sólo por el fin de semana. El resto de los días, el colegio es su casa.

De los 236 alumnos del centro, 36 son internos (25 chicos y 11 chicas), que ocupan, separados por sexos en dos plantas, otras tantas habitaciones individuales, dotadas de una cama, armario, lavabo y una mesa de estudio.

Todos ellos han recalado en el internado por motivos diversos, entre los que también se encuentra la libre elección. El director del colegio, José María Fernández, explica que «aunque a alguien pueda sorprenderle, hay chavales que son ellos los que piden venir, porque se dan cuenta de que fuera no se centran y aquí pueden encontrar ese orden en la vida y en sus estudios que desean».

Los alumnos se levantan a las ocho, y, desde las nueve, hacen la misma vida que los externos. Cuando éstos se van, y salvo un día a la semana dedicado al deporte, el resto de tardes disfrutan de un recreo para merendar, al que sigue, obligatoriamente, dos horas de estudio en un aula, acompañados de un educador. A las nueve cenan, después tiempo libre, y, a las diez y media, deben estar ya en sus habitaciones.

Estos jóvenes son destinatarios de una «educación integral» que les tiene en cuenta como alumnos y, sobre todo, como personas. «Somos sus responsables educativos durante 24 horas, cinco días a la semana, y, si por un lado hay que ser exigentes, también hay que acompañarles en todos los aspectos de maduración personal», observa el director, que añade que «para nosotros, lo más gratificante es ver cómo chavales que llegan muy descolocados, con el tiempo se van centrando».

Fernández rechaza la relación internado-castigo. «No queremos que vengan castigados aquí, porque esto no es un centro disciplinario. Hemos optado porque los internos estén en un régimen abierto, lógicamente con sus normas y disciplina. Cuando llegan suelo decirles: 'Durante la semana tienes que dejar tu cama, tu 'play', tu televisión, pero eso no quiere decir que no vayas a estar bien aquí. Mira lo positivo. Tu objetivo es sacar el título de Secundaria, pues trabaja para ello, que aquí, a lo mejor lo tienes más fácil

»

El director del internado, el religioso Javier Sáinz, afirma que «muchos ex alumnos vuelven a saludarnos y guardan un recuerdo agradable. No es un sitio de un trato excesivamente exigente, como algunas veces se refleja en películas, sino normal. Lo que tratamos de inculcar a los alumnos es que la convivencia es fundamental».

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