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CARAS, CARETAS Y CAROTAS

Cuando pitos flautas

JULIO ARMAS

Sábado, 12 de enero 2008, 01:56

No me digan que este José Luis Rodríguez no es «divino de la muerte»; personalmente me recuerda a aquel director comercial del cuento al que, un día, su director general llamó al despacho. «Sr. Rodríguez, estamos muy contentos con su trabajo». «Muchas gracias, señor director general». «Estamos tan contentos, tan contentos, que hemos pensado en mandarle de director gerente a Brasil». «¿A dónde?». «A Brasil». «¿Coño, no me joda¿... en Brasil no hay más que putas y futbolistas». «¿Señor Rodríguez... que mi mujer es brasileña!» «¿Ah, no lo sabía!... pues ¿en qué equipo juega?». Pues igualico, igualico. El caso es querer llevar siempre razón. Verán: el señor Rodríguez y sus mariachis, que son muy suyos, pensando que los prosélitos no nacen, sino que se hacen, se inventaron, cuando pitos flautas, una asignatura para que la estudiasen nuestros adolescentes, a la que llamaron EpC. «Y ahora... que la estudien». «¿El qué?» «La asig(contra)natura». «¿Pero si no tenemos ni libros!». «¿Hay que joder!». Total que, como siempre, la carreta delante del burro. «No importa, hagan los libros y, para que las estudien los jóvenes 'modelnos' y con talante, escriban cosas así: «Un joven marchoso: le encanta la fiesta y cualquier excusa es buena para salir de noche. Si no lo hace ahora que es joven, ¿cuándo lo va a hacer? Nadie debe de imponerle un horario. ¿La noche es joven!» (Educación para la ciudadanía: Ediciones Santillana (Pág.45). «Un poco fuerte, ¿no?». No; y escriban esto también: «La sociedad no tiene lugar para los ancianos, los cuales tienden a formar grupos en calles, parques y paseos que adquieren los caracteres de verdaderas subculturas» (Educación para la ciudadanía: Ediciones Bruño. Pág.23). «¿Jodo, Floro!». Y esto también: «el socialismo no es otra cosa que el freno de emergencia. Es la única esperanza que le queda a la humanidad para pararle los pies al capitalismo» (Educación para la ciudadanía: Ediciones Akal). «Toma castaña!». Bueno, total que muchos españolitos se han mosqueado con el tema y se han tenido que tragar el sapo de la imposición gubernamental en temas de fe, moral y costumbres. El que manda, manda. Pero cuando estábamos más a gustito, y refiriéndose a la concentración del pasado 30 de diciembre a favor de la familia cristiana, el señor Rodríguez tiene el morro, en contra de lo que defendió en lo de la EpC, de criticar duramente a los organizadores, porque, según él, «nadie puede imponer ni fe, ni moral, ni costumbres, sólo respeto a las leyes» (El Mundo 6-1-08). Lo que confirma, una vez más, lo que decía el poeta: «¿Cuán diversas sendas / se suelen seguir / en el repartir / honras y haciendas! / A unos da encomiendas, / y a otros sambenitos./ Cuando pitos flautas, / cuando flautas pitos». Que el que los entienda, los compre. Y hasta el sábado que viene, si Dios quiere.

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