
J. A. GONZÁLEZ
Jueves, 20 de diciembre 2007, 02:41
¿Cómo es el calimocho perfecto? ¿Cuál debe ser su frescor justo, su dulzor y su presencia en boca? Y sobre todo, ¿es enológicamente censurable la costumbre juvenil de echar Coca-cola al vino? La sala logroñesa Biri Jazz Club se ha tomado muy en serio estas cuestiones y ha decidido arrojar luz sobre el asunto organizando una cata de calimocho a la que asistieron José Manuel Solanas (químico y enólogo), Rafael Ramos (hostelero), Gonzalo Gonzalo (enólogo y viticultor), Gloria Sáenz y Andrea Abad (ambas expertas calimocheras, acreedoras de tal título honorífico -según explicaron- por las cantidades industriales de este combinado ingeridas a lo largo de sus vidas).
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La mecánica de la cata fue sencilla y lógica. Primero se sirvió a los expertos tres vasos con distintos refrescos de cola: una Pepsi, una Coca-cola y un sucedáneo con marca de una cadena de supermercados. Unos alabaron el «cuerpo carbónico» de tal o cual muestra; otros valoraron más el «dulzor acaramelado» o el «retrogusto». Al final, sin unanimidad, ganó la Coca-cola de toda la vida. Al hilo de esta primera conclusión pronto apareció la segunda: el calimocho ha de prepararse y servirse en el momento para no perder su esencia burbujeante.
A continuación, los expertos cataron diversas clases de vino. Aquí sí hubo unanimidad. Fue un vino joven de Rioja Alavesa, afrutado y de maceración carbónica el elegido como el acompañante ideal de la bebida de cola.
Entre sorbo y sorbo los expertos se lamentaban ante los micrófonos de la mala prensa y la «clandestinidad» a la que los gurús del buen gusto estaban sometiendo a una bebida «de tascas y baretos que merecería tener categoría de discoteca fina». «¿Por qué se puede mezclar ron con Coca-cola pero no vino con Coca-cola?».
El momento álgido de la cata llegó a la hora de establecer en qué proporción han de mezclarse los ingredientes del calimocho. Sobre la mesa se pusieron vasos con un tercio de vino, dos tercios de vino y mitad de vino. Tras darles muchas vueltas a las bebidas dentro de la boca ninguna mezcla les pareció redonda y elaboraron sobre la marcha una nueva combinación: la del 40% de vino y el 60% de Coca-cola. Así sí.
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Conclusión: el calimocho perfecto se hace con Coca-cola y vino joven de Rioja mezclados en una proporción de 60/40. Y punto. Se hace en el momento. Nada de hielo, «que aguachina». Nada de limón, «que adultera el sabor». Y cuidado con meterlo en porrón porque «las sensaciones cambian cuando el calimocho golpea el paladar».
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