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J. E.
Lunes, 23 de julio 2007, 02:51
Si usted es riojano y veranea en la costa catalana, especialmente en el litoral de Tarragona y el entorno próximo al Delta del Ebro, probablemente haya oído hablar ya de la mosca negra e incluso puede que haya sufrido su picadura. Conocida también como mosca 'chupasangre' en algunas zonas de España, se trata de una especie común en nuestro país, aunque es ahora cuando está dando más que hablar, especialmente en la comarca catalana del Bajo Ebro y la franja de Aragón próxima al río, donde ha proliferado de forma especial.
La expansión del insecto ha protagonizado infinidad de titulares en la prensa: Agricultores del Bajo Cinca que se protegen para recoger la fruta; picaduras a pescadores en el pantano de Mequinenza; más de 2.000 personas atendidas en Cataluña en el verano del 2006; fumigaciones contra la plaga...
Tanta atención se explica porque la picadura de este díptero puede traer complicaciones a sus víctimas. De entrada, más que picar muerde y rasga la piel liberando en la operación un anestésico, un anticoagulante y un vasodilatador, entre otras sustancias. De esta forma, consigue que los efectos de la picadura no se perciban hasta minutos después, una circunstancia que unida a su pequeño tamaño, menor que un mosquito, provoca que sus ataques pasen más desapercibidos que los de otras especies.
Lo normal es que se forme una inflamación con una pequeña herida en el centro, que puede sangrar algo debido a la mordedura. Pero también hay gente que desarrolla reacciones alérgicas con formación de ronchas y sarpullidos en la piel que acaban siendo atendidos en los servicios de urgencias.
La propagación de este insecto «se relaciona con el cambio climático», afirma el director general de Salud Pública del Gobierno de La Rioja, José Miguel Acítores, de manera que en condiciones más calurosas, la mosca se reproduce más y se extiende aprovechando el cauce de los ríos. La especie prefiere «aguas oxigenadas y con abundancia de materia orgánica», añade Acítores. Las algas de los cauces constituyen un buen medio para la puesta de los huevos y su proliferación.
La pregunta es si este espécimen de mosca, que también está presente en La Rioja, puede llegar a constituir un problema en nuestra región de forma similar a lo ocurrido en Cataluña y Aragón. «Hoy en día no es un problema en La Rioja», apunta el responsable riojano de Salud Pública, quien informa de que «no hemos tenido ninguna notificación por parte de nadie» de casos atendidos en nuestra comunidad por picaduras de mosca negra.
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