Borrar
«La diversidad no amenaza nuestros modelos de vida»
Gustavo Suárez Pertierra | Presidente de Unicef España

«La diversidad no amenaza nuestros modelos de vida»

Gustavo Suárez Pertierra (Cudillero, Asturias, 1949) es catedrático de Derecho Canónico y experto en derecho constitucional. Ha sido ministro de Educación y Ciencia y de Defensa. Lleva diez años trabajando en Unicef y casi cinco como su presidente. Hablamos con él de solidaridad, migraciones y niños hambrientos. Y nos urge a que seamos solidarios

MARTA SAN MIGUEL y Álvaro Ybarra Zavala

Texto | Foto

Martes, 15 de noviembre 2022

Hay cien millones de personas desplazadas en busca de un destino seguro que no siempre van a lograr alcanzar. La crisis migratoria tiene en ese mismo mapa la solución, ¿es posible otra geografía humana en el futuro? Para el presidente de Unicef y exministro de Educación y Defensa, es un «reto de la humanidad que solo podremos resolver juntos».

- Si le hablo de solidaridad, ¿qué reto tenemos por delante como sociedad?

- La pobreza extrema, sin distinción entre países de bajos ingresos y de países de altos ingresos, donde también se dan tasas importantes. El primero de los Objetivos de Desarrollo Sostenible es la erradicación de la pobreza, y este es el reto fundamental. También tenemos presentes las cuestiones energéticas, la brecha digital o la pandemia, crisis que agravan la situación que viven nuestras sociedades y que nos plantean un gran reto para erradicar la pobreza extrema.

- ¿El siglo XXI ha traído una nueva forma de pobreza?

- En alguna medida, sí. En sociedades que son desiguales por sí mismas, ya sea en términos globales o domésticos, las crisis actuales (guerra en Ucrania, energía, pandemia...) provocan mayores brechas sociales y, por tanto, más desigualdad. Además de la incapacidad de cubrir las necesidades básicas en materia de alimentación, salud, educación o vivienda, la nueva realidad añade nuevos elementos de pobreza: la crisis energética provoca grandes capas de pobreza y en España afecta a entre el 12 y el 15 por ciento de los hogares. Y, en cuanto a la brecha digital, el asunto también es claro: no tienen acceso a Internet cien mil hogares españoles.

- ¿Y qué propone hacer?

- Los retos que tiene por delante la humanidad no pueden resolverse si no es de una manera global porque son retos globales. Si queremos acudir al remedio de la pobreza y al remedio de estas desigualdades sociales, tenemos que hacerlo todos juntos. El multilateralismo es fundamental y absolutamente necesario para salir adelante.

«Hay que tomar conciencia de que toda nuestra sociedad está basada en unos patrones que van a desaparecer»

- ¿De qué manera está agravando esa desigualdad la emergencia climática?

- Toda nuestra sociedad está basada en unos patrones que van a desaparecer con el calentamiento global, con el aumento del nivel del mar, con la contaminación atmosférica... y hay que tomar conciencia de que la actividad humana es la causante de esa alteración y que ya está aquí, no es un problema para las próximas generaciones: lo estamos padeciendo. Esto es aún más acuciante en los países de menos ingresos. El cambio climático está socavando la práctica totalidad de los derechos que afectan a estos grupos sociales desfavorecidos, que están expuestos a grandes perturbaciones ambientales y son altamente vulnerables por la precariedad de los servicios esenciales que reciben, como el acceso al agua, el saneamiento, la atención médica, la educación... No queda mucho tiempo para actuar y es necesario enfrentarse a esta cuestión desde el desarrollo sostenible, creo que las economías tienen que crecer de una manera inclusiva y sostenible respecto al medioambiente.

- La crisis migratoria ha puesto a Europa en su peor momento desde la Segunda Guerra Mundial. Según Unicef, 4,5 millones de niños han tenido que huir de sus casas. ¿Están enfrentando la sociedad y sus gobiernos esta realidad?

- Sí y no. Hay elementos nuevos, como la guerra de Ucrania, que obligan a prestar atención al problema de los niños desplazados. Pero esto no es nuevo: hay del orden de cien millones de personas desplazadas en el mundo por diferentes causas, no solo por conflictos armados, sino también por el clima o los desastres naturales. Se calcula que la mitad son niños y jóvenes. Estamos ante un problema que la sociedad no acaba de asumir como un problema de todos, también de las sociedades desarrolladas que reciben niños y jóvenes migrantes que tienen un grado de vulnerabilidad enorme, porque están expuestos a todo tipo de abusos y explotaciones.

- Se ha reaccionado rápido en la acogida de desplazados de Ucrania. ¿Esa celeridad puede servir de ejemplo para ser mejores receptores de desplazados de otros países?

- La respuesta de Europa ha sido ejemplar en cuanto a su extensión y a la rapidez con que se ha puesto en práctica, y en España también. Ha habido doce millones de personas desplazadas, de las cuales la mitad ha regresado a los territorios libres de Ucrania. Es un movimiento de gestión muy importante, pero aquí hay matices. Hay que tender a esto, a que las sociedades muestren su solidaridad aplicando instrumentos legales que permitan ejercer esa solidaridad en términos reales y atendiendo a las necesidades reales de aquellas personas que buscan asilo o refugio.

- Frente a la política de cierre de fronteras, ¿es posible ese futuro de convivencia en los países de acogida?

- En este mundo en el que han desaparecido las distancias, nos conectamos unos con otros en tiempo real y el flujo de personas, ideas y capitales se produce de una forma intensa y rápida, no es posible enfrentar ni la idea de soberanía territorial ni la idea de fronteras como antes. Es indudable que las fronteras se diluyen, sabemos que existen vectores internacionales que ponen de manifiesto los enfrentamientos y que hay determinación por parte de muchos de que las fronteras sigan existiendo, pero vamos hacia una intercomunicación mayor entre sociedades que nos coloca en la necesidad de considerar la diversidad social y personal como un valor y no como una amenaza para nuestros modelos de vida.

«El cambio climático está socavando la totalidad de los derechos que afectan a los grupos sociales más desfavorecidos»

- ¿La llegada de un gobierno a Italia como el de Meloni puede influir en las políticas migratorias europeas?

- Unicef es una organización que se basa en una exquisita neutralidad que es la que nos permite trabajar, por ejemplo, dentro de Ucrania. Pero dentro de esa estricta neutralidad hay algunas manifestaciones anteriores a este momento que pueden poner sobre alguna pista y habría que estar muy atentos al trato que van a recibir inmigrantes que van a seguir llegando a Italia. En este sentido se puede manifestar cierta preocupación. Espero que continúen poniendo en marcha las medidas de acogida razonables que se esperan de nuestros gobiernos.

- ¿Ve viable una respuesta internacional a la crisis migratoria?

- Tendría que haberla. Creo que hay una conciencia progresiva de que hemos de enfrentarnos a problemas que son globales. En los últimos 30 años se ha progresado en protección de la humanidad y de las diferentes capas sociales como no se había progresado en muchos años. Todo se interrumpe por el impacto de la pandemia. Sin embargo, la puesta en marcha de una respuesta internacional como son los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que se basa en el ejercicio de una preocupación y solidaridad compartida, nos sitúa sobre la senda optimista en la recuperación del camino por el que íbamos.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Publicidad

Publicidad

Esta funcionalidad es exclusiva para suscriptores.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios

larioja «La diversidad no amenaza nuestros modelos de vida»