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«Este trabajo o lo haces con emoción o no puedes hacerlo. Es vocacional»

Belén Martínez-Zaporta | Tataranieta del fundador. Periodista de Diario La Rioja

Los fundadores
«Este trabajo o lo haces con emoción o no puedes hacerlo. Es vocacional»

La redactora, exponente de la quinta generación dedicada al periodismo en la familia, valora 135 años de oficio: «Mi tatarabuelo estaría orgulloso de que al final hayamos sabido hacer su 'hija predilecta' cada vez más grande»

Sábado, 3 de febrero 2024, 09:00

La chozna dormita. Alejandra, recién cumplidos dos meses de vida, duerme plácidamente en brazos de su madre junto al cuadro de su trastatarabuelo. Alejandra Martínez-Zaporta Martínez es chozna de don Facundo Martínez-Zaporta.

Chozna, extraña palabreja la que hay que utilizar para nombrar a la hija de una tataranieta. Porque para hablar de la dimensión pública de una saga como los Martínez-Zaporta hay que utilizar términos como chozna, hay que remontarse varias generaciones.

Alejandra es hija de Belén Martínez-Zaporta y Diego Martínez. Belén (Logroño, 1980), hija de Luis Miguel, nieta de Miguel, biznieta de Felipe y tataranieta de don Facundo, y Diego decidieron que la pequeña llevaría de primer apellido el materno. «Sobre todo, por tradición familiar. Es una manera de conservar el apellido», explica Belén.

Y ella aún no lo sabe, pero por sus venas corren ríos de tinta. Con tan sólo 67 días de vida, Alejandra se ha convertido en el último eslabón de una familia, los Martínez-Zaporta, historia viva del periodismo riojano; historia viva, también, de esta región.

Hablar de la familia Martínez-Zaporta es hacerlo de la crónica de este periódico, y también de la de esta tierra homónima. Es documentar la memoria, no sólo la personal y familiar, también la colectiva, registrar la biografía de más de un siglo de convecinos que se han arrellanado en una cabecera informativa y la han acompañado de manera fiel a lo largo de 135 años.

La copa del árbol genealógico que dio lugar a esa aventura periodística tiene un nombre. Don Facundo Martínez-Zaporta (Vitoria, 1836; Logroño, 1911). Sí, con el tratamiento deferencial. Por más que suene decimonónico, don Facundo no se ha visto despojado de él.

Tenía querencia don Facundo, un oficial de Telégrafos, por la prensa. Años antes de poner en circulación LA RIOJA (1889) ya había fundado 'El Comercio' (1884), un 'semanario no político', y 'Logroño Cómico' (1888), una revista satírica. ¿Un emprendedor? ¿Un visionario? ¿Simplemente un osado? «Una persona atrevida. Quería enterarse de lo que pasaba en el mundo, y que los demás también lo supieran. Fue valiente para invertir en un negocio como este, pero es que él tenía muchas inquietudes también culturales, de ahí que tuviera además interés la familia en crear un teatro como fue el Moderno», evoca su tataranieta.

'La hija predilecta' llamaba don Facundo al periódico LA RIOJA. Y ese retoño nació, comenzó a gatear, echó a andar, se puso erguido. No balbuceó. Desde su origen pronunció con claridad un relato, el periodístico, que mantiene a día de hoy esa niña, ya mujer, que cumple 135 años. Ni siquiera el paso de los años, 27 lustros, duros y complicados, también, por momentos, han arqueado la columna vertebral de 'la hija predilecta': el periodismo hecho con rigor, con honestidad.

El negocio familiar se afianzó con los hijos del fundador, Francisco y Felipe, quienes, además de ser editores y directores de LA RIOJA, también ejercieron como periodistas. «Pasaron por todos los puestos del periódico antes de ser directores. Y eso te da siempre sabiduría de lo que hay que hacer. Ambos hermanos tenían interés por el mundo del vino, y también tuvieron un perfil bastante político y cultural», recuerda Belén Martínez-Zaporta.

Esperanza, también pionera

Ya en la cuarta generación se apuntaló el periodismo en la familia en forma de carrera universitaria. En una mujer. La primera de la dinastía en estudiar Periodismo. La pionera. En la familia, y en un mundo, el de los medios de comunicación de aquellos años, dominado por hombres. Esperanza Martínez-Zaporta, biznieta del fundador, se licenció en Ciencias de la Información en 1970 (Universidad de Navarra) y trabajó durante más de cuatro décadas en el «mejor oficio del mundo», en palabras de Gabriel García Márquez.

¿Cómo se tomó la familia 'lo de Esperanza'? Belén ríe al echar la vista atrás: «Eso tiene gracia, porque mi abuela tenía mucha fe en que las mujeres tenían que estudiar Ciencias. Ella estaba empeñada en que mi tía estudiara Farmacia, que tampoco sabemos muy bien por qué… Pero en mi familia las mujeres siempre han sido muy decididas, y Esperanza dijo que iba a estudiar Periodismo. Y mi abuela, claro, luego estaba contenta, pero mi abuelo Miguel estaba emocionado, le hizo una ilusión tremenda. Esperanza y él tenían una relación muy especial y muy estrecha».

Y en la quinta generación brotó de nuevo 'el oficio' en una familia que siempre ha estado vinculada a LA RIOJA. Primero, con Paula Achiaga, y después con su prima Belén Martínez-Zaporta, quien había decidido encauzar su vida por los rieles de la comunicación. Belén se licenció en Ciencias de la Información por la Universidad CEU San Pablo en 2003, con posterior titulación de posgrado en Comunicación en Empresas e Instituciones por la Complutense en 2007.

Una decisión, la de Belén de estudiar Periodismo, que contó con «el apoyo total» de sus padres. «Estaban contentos porque en nuestra casa cada una ha estudiado lo que quería. La primera lección en mi casa es que cada uno tiene que estudiar lo que le gusta, porque tu intención es vivir de ello. También que hubiera gente que continuara con la tradición era un orgullo, aunque ellos no tuvieron ninguna influencia sobre lo que yo decidí», rememora.

¿Y la tía Esperanza, qué le dijo? ¿Cuánto influyó su trabajo, lo que vivía a través de ella en su decisión de ser periodista? «Cuando tienes una familia que se dedica a eso irremediablemente te influye, porque la forma de vida también es muy concreta. Ella, cuando le dije que iba a estudiar Periodismo, se puso muy contenta, pero sabía también, me lo recalcó, que es una vida diferente, por los horarios. Sí que me advirtió: 'Esto lo tienes que hacer convencida, porque es una vida muy bonita, pero es dura en algunos momentos'».

Porque Belén «vivía claramente» el día a día del Periodismo a través de Esperanza. Y lo hacía «con ilusión, porque veía que ella realmente tenía emoción con el trabajo que hacía. Este trabajo o lo haces con emoción o no puedes hacerlo. Es vocacional. Y ella lo demostraba».

Sabe que la pregunta es inevitable. ¿Qué le diría a Alejandra si le planteara que quiere ser periodista? «Seguiría la tradición familiar en el sentido de que cada uno debe estudiar lo que quiere. Y yo intentaré que mi hija sea libre para tomar decisiones», dice, sin concesiones a la duda.

Las mujeres de la familia

Mujeres. Son mujeres las que tomaron el testigo para abanderar el ejercicio del periodismo en la saga familiar. Y es que el relato histórico de LA RIOJA como medio de comunicación pone el foco en los hombres, pero el papel de las féminas en la dinastía Martínez-Zaporta es de una importancia y trascendencia cruciales: «Realmente han sido unas mujeres independientes, acostumbradas a solucionar problemas. Tenemos adquirida de manera muy fuerte 'la familia'. La familia es lo más importante: siempre y lo primero. Han sido atrevidas a la hora de tomar decisiones. Está claro que tanto mi abuela como mi bisabuela eran mujeres que han apoyado totalmente, hasta la extenuación, el negocio familiar que era el periódico, incluso arriesgando su propia economía, porque era el negocio de todos. Tener una rotativa debajo de casa por la noche, llevar determinados horarios, por ejemplo para las cenas, pues el periódico se cerraba de madrugada... Es una vida bastante sacrificada por el bien común».

'La hija predilecta' de don Facundo cumple 135 años. ¿Cómo valoraría hoy el tatarabuelo su anhelo, la empresa que fundó? «Creo que le gustaría. Se sorprendería mucho de la tecnología que estamos utilizando, pero le gustaría que estemos tan actualizados y que al final hayamos sabido hacer 'su hija predilecta' cada vez más grande. Estaría orgulloso, porque lo que pretendía era, además, que fuera un negocio longevo. Lo ha sido hasta ahora, y yo creo que correctamente y siguiendo siempre con valores como la objetividad», defiende la sucesora. Y ella preguntaría a don Facundo «si está orgulloso de cómo se ha llevado su periódico hasta este momento de la historia». «Principalmente me gustaría saber si somos (Diario LA RIOJA) lo que creía que iba a ser», revela.

¿Cuál cree su tataranieta que sería la respuesta? «Sería que sí, porque el periódico se ha actualizado mucho, y no ha perdido en ningún momento el contacto con la sociedad, que era lo más importante para mi familia. Tú no eres nada sin tus lectores. Eso lo hacemos bien y a él le parecía importante, porque cuando se planteó tener un periódico una de las cosas que transmitió también a sus hijos, y ellos lo tenían grabado a fuego, era que tenía que ser un periódico para todos».

¿Y qué le diría don Facundo a Belén? «Creo que me diría que he ejercido la profesión hasta el momento con bastante dignidad. Yo he procurado siempre, por ejemplo, dar voz a quien no la tiene. Y creo que estaría orgulloso porque no nos hemos dejado nunca influir, ni mis compañeros ni yo».

Don Facundo, un adelantado, un emprendedor, un soñador audaz... ¿Tendría hoy perfil en Tik Tok? «Tendría», aventura Belén entre risas. «Yo creo que sí, porque una persona que se atreve con todo... Se hubiera arriesgado, habría probado todas las nuevas tecnologías que tuviera a su alcance, sobre todo si eso podía llevar el periodismo, o el ocio, a otros sitios», argumenta.

Presente y futuro

Hoy, Alejandra, que tampoco aún lo sabe pero pertenece a la 'generación Alfa' en esa terminología creada para etiquetar en función del año de nacimiento, cumple 67 días. El periódico que fundó su trastatarabuelo, 135 años, 44.204 números.

¿Llegará a conocer la benjamina de los Martínez-Zaporta los periódicos en papel? «Yo soy muy optimista, pienso que sí. Ojalá. Ése es mi deseo», aventura Belén.

Y Alejandra despierta. La chozna abre los ojos, rodeada de ejemplares de 'la hija predilecta' de su trastatarabuelo.

En el periodismo que conocerá Alejandra variarán los canales, pero se mantendrá la esencia, el espíritu de un oficio, una profesión en la que «no se permite tirar la toalla» (Gabo, siempre Gabo).

«Tal es el programa de nuestros trabajos; y si conseguimos que este sea del agrado y aceptación del público, nuestros esfuerzos se verán satisfechos y daremos por bien empleadas las vigilias y desvelos que el desempeño de nuestra misión nos proporcione». Prospecto de LA RIOJA, 14 de enero de 1889.

Y en ello andamos. Y ahí seguimos.

Nota:

Esta entrevista se realizó semanas antes del inesperado fallecimiento de Esperanza Martínez-Zaporta, muy presente en el texto y ahora en el recuerdo.

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