«La poesía erótica busca una estética del sexo»

Poesía amatoria que provoca una intensa atracción sexual, eso es la poesía erótica. La escritora Adriana Bañares Camacho (Logroño, 1988), autora de libros como 'La niña de las naranjas' y 'Engaño progresivo', coeditora de 'La fanzine' y que acaba de abrir la nueva librería La Plaquette (c/Milicias, 10), ha editado la antología de poesía erótica 'Erosionados' (Origami).

-¿Cuál es el porqué de este libro?

-La editorial Origami quería publicar una antología de poesía erótica y me propusieron el encargo. Ya había publicado dos libros con Origami y consideró que podía hacerlo bien.

-¿Cómo ha hecho la selección?

-Me he movido, sobre todo, por admiración, siguiendo a autores que he leído mucho en los últimos años. Muchas veces los he encontrado en Internet. Hay autores, como Noelia Olmedo y David Zarain, que sólo habían publicado en sus propios blogs o perfiles de Facebook. Y también están los consagrados, que me parece interesante tenerlos en el libro.

-La antología no acaba en el libro, ¿también cuenta con un blog?

-El blog lo creé con la intención de promocionar el libro a través de Internet pero, como la edición se retrasó, ha ido adquiriendo una identidad propia. Decidí hacerlo participativo, que la gente pudiera enviar sus obras. A diferencia del libro, en el que sólo hay poesía, en el blog admito prosa e, incluso, fotografía. El único requisito es que sea erótico, ni de mal gusto ni pornográfico.

-¿Qué es la poesía erótica?

-La poesía erótica se basa en la sutileza y la insinuación, es buscar una estética del sexo.

-Llama la atención el título, 'Erosionados', que parece negativo.

-Es un juego entre Eros y Tánatos, un erotismo que apela a la muerte, como una roca que se erosiona.

-¿Ha encontrado diferencia entre el erotismo de los poetas jóvenes y el de los adultos?

-He visto diferencia entre los poetas más jóvenes de la antología y los autores de la generación del 70, como Jorge Molinero o Alberto Masa, que van más a lo explícito. Sara Gallardo, Óscar Cardeñosa, Sara Gutiérrez... que son de los 80, optan por un sexo más velado, hablan más de olores y colores, elementos que, en principio, no tienen nada que ver.

-¿Por qué no ha aportado un estudio introductorio a la antología?

-La verdad es que lo pensé pero quise tirar más hacia lo literario, no quitar protagonismo a los poemas.

-¿Algún elemento erótico común?

-Hay muchas habitaciones de hotel y no sé por qué, es un lugar tan impersonal... También me ha llamado la atención la utilización de los colores como metáfora del sexo, y el silencio... Me ha quedado una sensación de frío y de soledad.

-¿Y el erotismo debe ser así?

-En la erótica también hay un sentimiento trascendental de la muerte.

-¿Es su antología como la deseaba?

-Yo era muy fan de Anais Nin y cosas así, pero la poesía de este libro no es tan clásica. Tampoco he buscado a poetas especializados en el tema erótico. No quería darle importancia al sexo aunque fuera una antología de poesía erótica. La editorial quería algo que excitara al lector. Y, por ejemplo, la poesía de Ana Gorría es de las más eróticas pero no excita nada porque es algo muy velado.

-El sexo vende hasta en poesía, ¿no?

-En los últimos años ha habido un 'boom' del sexo en la literatura. La editorial quería crear un catálogo potente de poetas actuales sobre este tema, buscar autores que creo que deben ser reconocidos.

-¿Hay lectores de poesía erótica?

-Sí. Hay público que busca literatura erótica. Hay gente que viene a la librería buscando literatura erótica y acaban llevándose este libro cuando lo que menos buscaban era poesía.

-En 'Erosionados' hay hueco para cuatro poetas riojanas, que son...

-Gabriela Collado, cuya poética está siempre muy enfocada al sexo; Nerea Ferrez, que tiene un poemario de parafilias; Nuria Ruiz de Viñaspre, a la que admiro mucho; y Sonia San Román, que ha optó por algo muy sutil y me dijo que no sabía si iba a participar porque estaba a punto de dar a luz y no se sentía nada erótica.