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JUAN PABLO NÓBREGA
Sábado, 4 de enero 2014, 23:29
Una dura recesión y una débil recuperación. Los acordes se han repetido tanto que cuesta creer en la existencia de otra normalidad donde la economía vuelva a navegar de una manera sostenida por la senda del crecimiento. Cinco años después de la caída del gigante Lehman Brothers, un amplio coro de expertos insinúa que ese momento está a la vuelta de la esquina, al menos en Estados Unidos. «Brillo, esplendor, crecimiento acentuado del empleo, mayores ingresos para las familias...». Esos son algunos de los términos que están dejando caer los especialistas para valorar la evolución que exhibirá la gran potencia en 2014.
Hasta el Fondo Monetario Internacional, el FMI, algo más comedido, ha bendecido los buenos tiempos. «Vemos muchas más certezas para el próximo año», declaró antes de Navidad la directora de la institución, Christine Lagarde, en la NBC. Con los índices de paro cayendo mes a mes, el cambio de rumbo de la Reserva Federal (Fed) en su política de compra de bonos y el acuerdo presupuestario alcanzado entre los dos grandes partidos, «hay un nuevo escenario que nos permite considerar un fuerte crecimiento», abundó Lagarde.
Se mire por donde se mire, las buenas noticias se suceden mientras los puntos negros se disipan. Las empresas han incrementado las contrataciones, los pedidos de bienes industriales se han situado en su nivel más alto en los últimos dos años y los consumidores -la joya de la corona de Estados Unidos- vuelven a gastar con alegría en coches y restaurantes. Por su parte, estados y ayuntamientos empiezan a aflojar las camisas de fuerza impuestas a servicios y programas sociales en nombre de la austeridad presupuestaria.
¿Pleno empleo?
«Es muy probable que el paro baje hasta el 6% a nivel nacional», ha dicho a 'Los Angeles Times' Robert Kleinghenz, responsable económico de una agencia pública de desarrollo en California. Si se llega a alcanzar esa cifra, el porcentaje de desempleo bajaría más de un punto sobre la situación actual. Eso sería tanto como hablar de un escenario de pleno empleo, apuntan los analistas.
Además de la buena evolución del sector privado, los más optimistas insisten en que el ratio de crecimiento del Producto Interior Bruto (PIB) nacional superará todas las previsiones gracias al acuerdo presupuestario alcanzado en el Congreso para los próximos dos años. La parálisis de la Administración, un genuino producto de los continuos órdagos de los republicanos a cualquier iniciativa del presidente, Barack Obama, ha pesado como una losa en la confianza de las empresas y los inversores. Pero ahora, con el nuevo marco legislativo, el sector público vuelve a dar una imagen de solvencia, con los consiguientes beneficios para trabajadores y empresas que dependen del gasto de las administraciones para mantener saneadas sus cuentas de resultados.
En conjunto, un nutrido grupo de economistas sitúan el crecimiento en un sólido 3% en 2014 -un 2,6% en el caso del FMI-, una mejora significativa sobre el 2% de promedio donde ha estado estacando en el curso de los últimos cuatro años y medio. Esa aceleración se traduciría en un salto en la creación de puestos de trabajo en torno a los 250.000 mensuales, un nivel suficiente para que el paro inicie un descenso sostenido desde el 7,3% donde se encuentra en la actualidad. A ese paso, Estados Unidos recuperaría en los próximos doce meses todos los empleos perdidos durante la recesión.
Este crecimiento, una mejora significativa sobre el 2% en que el incremento del PIB está congelado desde hace más de cuatro años, permitirá la creación de 250.000 empleos. El paro bajará así del 7,3% actual.
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