Desde el barro hasta el brillo

¡Anda que no hay voltea-tortillas de colores y estilos distintos en El Espolón! De formas, no. Sólo hay una y bien redondita para que encaje con la sartén. Pero la feria de cerámica tiene muchos más alicientes, entre ellos las cazuelas de Zamora de las que los habituales hablan maravillas. Hay piezas de Talavera con sus decoraciones características y se encuentra también este año un expositor portugués que aporta variedad. De Navarrete han venido, faltaría más, y muestran trabajos de un blanco integral, pero también de otros tonos en liso. Bandejas, azucareros, aceiteros... e incluso los habituales cerditos hucha por si alguien ha sido capaz de ahorrar en los últimos doce meses. Por eso de amoldarse a nuevas demandas, con carteles se avisa de que los elementos son «aptos para microondas».

Junto a ésta, se encuentra la feria de artesanía, con artistas venidos de distintas ciudades de España. Aunque sin ir más lejos, desde Matute, han traído unas finas piezas decoradas con elementos patrimoniales de los que los riojanos nos sentimos especialmente orgullosos, como las torres de La Redonda.

Por todo flores ha optado una artesana de Palencia. Y de Altea procede una particular forma de representar los toros. En el espacio de un artesano de León lucen unas setas difíciles de distinguir de las de verdad. «Tan de verdad son éstas como las otras», cuenta él. Piezas grandes, pero en general más pequeñas con las que poder enganchar a más público. Habituales de estas citas son los búhos y pueden hallarse de mil maneras diferentes, lo mismo que pendientes o colgantes... Por cierto: estas ferias sólo estarán abiertas hasta el día 23.