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VALVANERA ARRÁIZ
Lunes, 1 de abril 2013, 12:18
Una carta postal, de las de antes, es la que unió a una joven pareja al comienzo de la Guerra Civil española. Él era un muchacho que marchaba a unirse al ejército y ella, una arnedana que aceptó ser su madrina durante el conflicto. Puede que todo esto suene a un guión del último estreno en cartelera, pero la realidad es incluso más asombrosa. Isidoro Garrido y Nieves Montiel nacieron en Arnedo en 1918 y veinticinco años después, en 1943, iniciaron juntos un viaje que dura ya siete décadas.
Este matrimonio acaba de celebrar su 70º aniversario de boda rodeado de la gran familia que han formado en todo este tiempo. Ambos cumplirán en 2013 los 95 años pero de su retina no ha desaparecido ninguno de los recuerdos que han ido atesorando. En sus manos lucen ya tres alianzas, las de su primera boda y las de las dos posteriores que celebraron para renovar sus votos; en su casa, los álbumes llenos de fotos dan fe de una vida en compañía.
«No ha sido difícil estar juntos todos estos años», explica Isidoro, quien cree que el día a día en realidad es lo más sencillo de llevar. «Hemos tenido nuestros enfadillos, como todos, pero eso enseguida se pasa», cuenta Nieves, que presume de ser la pareja más envidiada de Arnedo: «En el pueblo todo el mundo nos dice lo bien que estamos juntos y nuestra familia está encantada y muy orgullosa de nosotros».
A las parejas de hoy en día, Isidoro les aconseja «tener una buena compenetración, que se entiendan mutuamente y que se aguanten el uno al otro con paciencia» porque dice que, para ellos dos, esa ha sido la clave de permanecer juntos más setenta años. «Lo mejor de todo lo vivido en nuestro matrimonio ha sido tener a nuestros hijos y formar una familia», afirma su mujer; seis hijos, diez nietos y cinco bisnietos con los que cada 22 de marzo celebran su aniversario. «Cuando era joven no me imaginaba que acabaría casada con él, pero míranos ahora», dice Nieves, «nos conocíamos desde antes de empezar nuestro noviazgo porque yo era amiga de su hermana y fue ella quien nos juntó». Isidoro sigue viendo en su mujer a aquella muchacha con la que se casó, «entonces era la chica más guapa del pueblo y todavía lo sigue siendo».
El longevo matrimonio asegura que nunca ha pensado en separarse, pese a los baches que les han ido apareciendo en el camino. «El amor no se acaba, nosotros nos queremos como el primer día», reiteran ambos. Entre risas, y con una mirada cómplice a su esposa, Isidoro resuelve: «Seguiremos juntos hasta el final, supongo...».
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