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Juan José Omella, Mónica Gómez, Jesús María Peña y García Turza. :: D.U.
'Enviados a evangelizar', cincuenta años de entrega de los misioneros de la Diócesis riojana
SOCIEDAD

'Enviados a evangelizar', cincuenta años de entrega de los misioneros de la Diócesis riojana

Misiones Diocesanas celebra su cincuenta aniversario con un libro que reúne testimonios de sus 22 enviados a las misiones de Burundi, Benin y Ecuador

ESTÍBALIZ ESPINOSA

Miércoles, 7 de marzo 2012, 02:28

El testimonio de Jesús María Peña habla de la situación que vivió en Burundi poco antes de su expulsión del país en junio de 1985, coincidiendo con los primeros ataques de los rebeldes hutus, que acabarían en masacre. Atrás dejó seis años de misión evangelizadora en África, a donde había llegado con apenas 22 años y recién ordenado sacerdote. Pero África se le quedó tan marcada que un año después Jesús María regresaba al continente negro, en esta ocasión a la misión de Benin, donde permanecería ocho años.

Él es el promotor del libro 'Enviados a evangelizar', con el que Misiones Diocesanas celebra de una forma gráfica su cincuenta aniversario. Y el suyo es uno de los 22 testimonios recogidos en sus páginas, uno por cada misionero diocesano (17 sacerdotes y 5 laicos) que a lo largo del último medio siglo ha participado en los proyectos de Burundi, Benín y Ecuador.

Además del propio Peña -actualmente delegado de Misiones-, ayer presentaron la publicación el obispo de la Diócesis riojana, Juan José Omella; el delegado episcopal, Justo García Turza, y la seglar Mónica Gómez, quien acaba de regresar de la misión de Shell-Mera (Ecuador), tras cuatro años de una intensa experiencia con su familia.

relata Mónica en el libro. Ayer nos hablaba de su cometido en Ecuador, a donde su marido, Zigor, y ella llegaron con el pequeño Santiago, de 14 meses, y de donde regresaron con dos hijos más. «Hemos estado cuatro años viviendo con la gente y compartiendo nuestra experiencia como familia, porque allí las familias están muy desestructuradas, sobre todo por el alcohol. Estábamos en parroquias grandes dando catequesis, en coros parroquiales, pastoral familiar, en Cáritas. Colaboramos con un proyecto de cría de pollos, y con la formación religiosa y humana a las mujeres para que se valorasen, porque ellas son las que sacan adelante a la familia».

Además de una labor evangelizadora, los misioneros tienen cometidos muy amplios en sus destinos, explica Peña. «Ahora se están centrando mucho en proyectos de educación y sanitarios, aunque hubo un momento en el que tuvieron que trabajar mucho en infraestructuras». También se emplean en la promoción de líderes, en los huertos y granjas comunitarias y un largo etcétera.

Desde 1962 y en Burundi

El modelo conocido como Misiones Diocesanas surgió en los años 50, cuando el papa Pío XII abre a los sacerdotes y seglares (hasta entonces era exclusivo de los religiosos) la posibilidad de colaborar con la misión, explica el obispo Juan José Omella.

Así, la Misión Diocesana de La Rioja arranca en 1962 con la marcha de Gerardo Capellán y Juan Antonio Sáenz López a Burundi, donde se mantiene hasta 1985. En 1986 se abre una nueva misión en Benin, concretamente en Fo-Bouré, que hoy continúa dos misioneros riojanos. Y en el año 2000 se inicia una nueva experiencia en Ecuador, que acaba de cerrar Mónica Gómez.

Por estos tres destinos han pasado 22 misioneros riojanos, «los grandes embajadores de nuestra tierra, y además están metidos donde no llega la gente», recordó ayer Juan José Omella.

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