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M. BALÍN
Lunes, 20 de febrero 2012, 01:27
La Fiscalía Militar ha pedido un año y medio de prisión para un teniente coronel acusado de una supuesta negligencia médica que afectó al cabo David Giner, en coma vegetativo desde septiembre de 2007 tras sufrir un infarto después de realizar unas pruebas físicas.
El oficial superior Esteban Quilez se sentó en el banquillo de los acusados de un tribunal togado militar los pasados 8 y 9 de febrero. El imputado es teniente coronel médico del Ejército de Tierra y trabaja en el Regimiento Inmemorial del Rey, con base en Pozuelo de Alarcón, en Madrid.
Quilez fue juzgado por no asistir y mandar a casa al cabo después de que este presentase problemas respiratorios tras concluir las pruebas físicas. Giner sufrió un accidente poco después de coger su vehículo para volver a casa. La causa fue una parada cardiorrespiratoria y los minutos que el joven estuvo sin respiración marcaron para siempre su estado vital.
En la vista oral, presidida por un tribunal togado militar compuesto por tres magistrados uniformados, el procesado argumentó que el cabo no presentaba ningún síntoma alarmante al concluir las pruebas. «La patología que presentaba David no era de un infarto», defendió. Incluso llegó a manifestar que el joven dijo que ya estaba mejor y pidió marcharse a casa.
Sin embargo, los testigos que pasaron por el juicio ofrecieron otra versión. Muchos eran compañeros del cabo Giner y se encontraban con él tras acabar la carrera de mil metros. «Hablé con él. No me respondió. Estaba muy pálido. Entonces se dirigió a la ambulancia en la que se encontraba el teniente coronel. Iba encorvado, con una mano en el pecho», aseguró el soldado Jefferson Lucero. «No vi que le hicieran ninguna exploración y después me dijeron que se había ido a casa», confirmó el cabo Pablo Crespo.
Después del accidente Giner fue ingresado en la UCI del Hospital Gómez Ulla de Madrid. Tras conocer la noticia, su madre viajó desde Valencia para estar con su hijo. Le llegaron a decir que había sufrido un trastorno digestivo. Pero la realidad era otra.
Dos meses después trasladaron al cabo a un centro de Alcoy, en Alicante. Sufre un 98% de minusvalía y necesita cinco personas para atenderle todos los días. Le ha quedado la máxima paga por lesión en acto de servicio, unos 2.400 euros al mes, un dinero insuficiente porque requiere atención permanente.
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