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JAVIER CAMPOS jcampos@diariolarioja.com
Lunes, 30 de enero 2012, 10:46
Quienes lo frecuentaban de niños, ya adultos y sobrepasando los 40, aún no dan crédito... El 'Sport Club', el mítico y pionero salón recreativo abierto en plena Gran Vía logroñesa en la década de los 70 -hay quien sitúa su apertura de puertas en 1967-, ha bajado la persiana ajeno al ruido que provocaban las entonces exitosas maquinitas en torno a las que crecieron varias generaciones.
La crisis económica cogió a los salones recreativos en su particular coma y no ha tardado demasiado en llevarse por delante un negocio que tuvo su esplendor en la década de los 80. Consolas antes, y juegos on line para ordenadores y móviles ahora, fueron vaciando progresivamente las otrora tan de moda salas de máquinas, punto de encuentro y reunión de la chavalería, hasta el punto de ir provocando cierres al mismo tiempo que reconversiones en salones de juego, con la incorporación de 'tragaperras' y otros juegos de azar, no aptos para todos los públicos.
El cierre del 'Sport Club' en Gran Vía, conjuntamente al salón de juegos del mismo nombre en la calle Portales a finales del pasado 2011, supone el adiós a todo un fenómeno que en su día causó un furor que aún se percibe en los testimonios de quienes pasaron en ellos tardes y más tardes a la salida del colegio «echando una partida».
Sin previo aviso
«Sin previo aviso». Así ha sido un cierre que en los establecimientos de al lado también ha pillado por sorpresa... Locales comerciales de moda cuyos dependientes, según reconocen, hubo un día en el que fueron clientes del 'Sport Club'. Y es que en los últimos años ya no eran los mismo salones que ellos y hasta sus padres conocieron. Diario LA RIOJA no ha podido localizar a su gerente.
Y es que conviene diferenciar. La legislación contempla la existencia de dos tipos de salones: el recreativo, desaparecido en la práctica, y el salón de juego, donde pueden coexistir las máquinas de juego de tipo 'B', popularmente denominadas tragaperras, con las máquinas recreativas como billares, futbolines, pin-ball y simuladores de juego, si bien su acceso está prohibido a los menores de edad. De este segundo tipo era actualmente el 'Sport Club'.
Pero ni lo uno ni lo otro ha sido suficiente. «La crisis se nota, como en todo, y durante el pasado 2011 se dieron de baja más de 370 tragaperras», explica Jesús Elvira, empresario del sector que hace años regentó un recreativo y ahora sigue en el negocio con un salón pero de juego. «Antes la legislación permitía un tipo mixto donde las máquinas tragaperras se situaban en un lugar reservado y las de marcianitos en la entrada», recuerda. Así lo rememoran los viejos clientes, los mismos que resucitan el pasado con nostalgia ahora cuando al pasar por Gran Vía ven la persiana bajada para siempre.
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