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MARCELINO IZQUIERDO mizquierdo@diariolarioja.com
Domingo, 29 de enero 2012, 11:20
No hay día que pase sin que se conozca un detalle más, la mayoría de ellos sorprendentes si no indignantes, sobre el naufragio del crucero italiano 'Costa Concordia' en aguas de la Toscana. También La Rioja tuvo sus 'Costa Concordia' particulares, aunque de ello hace casi un siglo, con un trágico balance por encima del millar de muertos (893 oficiales). Se trataba de los vapores 'Príncipe de Asturias' y 'Valbanera', cuyas tragedias sacudieron España en 1916 y 1919. Pero, ¿cómo puede vincularse el naufragio de dos barcos en aguas americanas a una región de secano como es La Rioja?
El origen de la Naviera Pinillos -que en la actualidad sigue en el negocio del transporte marítimo-, data de 1840, cuando Miguel Martínez de Pinillos y Sáenz de Velasco, nacido en Nieva de Cameros y afincado en Cádiz, se convirtió en armador. En 1883 su hijo Antonio Martínez de Pinillos e Izquierdo modernizó la empresa adquiriendo el primer vapor. La naviera tomó el nombre de 'Pinillos, Sáenz y Compañía', que doce años después modificaría por el de 'Pinillos, Izquierdo y Compañía'. A principios del siglo XX, la emigración española a América creció de forma exponencial -en La Rioja motivada principalmente por la ruina que conllevó la filoxera-, lo que permitió a Pinillos expandir sus líneas regulares a América en las que usaba vapores mixtos de pasaje y carga.
Valbanera con 'b'
Entre aquellos buques se encontraban el 'Príncipe de Asturias' y el 'Valbanera', este último el favorito de la familia Pinillos que lo bautizó con el nombre de la patrona de La Rioja, aunque el cambio de la 'v' por la 'b' bien pudo producirse por despiste del escribiente o del armador, ya que se construyó en Escocia.
El 'Príncipe de Asturias', el mayor trasatlántico español y uno de los mayores de Europa, se hundiría dos años después de su botadura, el 5 de marzo de 1916, frente a Isla Bella (Brasil). De los 588 pasajeros que transportaba sólo 143 lograron sobrevivir (57 pasajeros y 86 tripulantes) y entre los fallecidos se encontraban numerosos riojanos que viajaban a América. Años después, se supo que la cifra de muertos debió de ser muy superior, pues el vapor llevaba sus bodegas abarrotadas de inmigrantes clandestinos, en su mayoría judíos que huían de una Europa inmersa en la I Guerra Mundial.
A primeras horas de la madrugada de aquél 5 de marzo, domingo de Carnaval por más señas, el capitán José Lotina ordenó reducir la velocidad y avanzar con pies de plomo, pues había mucha neblina en la región. Sin embargo, la nave colisionó con un banco de coral, que le abrió una brecha de 44 metros. En apenas unos instantes, la popa se elevó casi en vertical y el 'Príncipe de Asturias' se hundió en menos de cinco minutos. Sólo un bote salvavidas con 17 personas consiguió soltar amarras, mientras que otras 109 escaparon de la muerte agarrados a trozos de madera y flotadores. Varios supervivientes narraron que el capitán Lotina, aherrojado por el sentimiento de culpabilidad, se suicidó de un tiro en la sien en su puesto de mando, y lo mismo hizo su segundo, Antonio Salazar. Tras el accidente, habitantes de la zona se lanzaron al saqueo sin respetar a nadie ni nada, arramplando con maletas, joyas y todo tipo de enseres. Fue bautizado el 'Titanic español'
Buque fantasma en Key West
La segunda de las tragedias marítimas, ocurrida tres años después al Valbanera (9 de septiembre de 1919), todavía se cuenta hoy como la historia de un buque fantasma, pues sus restos aún permanecen seis metros bajo el agua del mar. En Cayo Hueso (Key West), los viejos marinos lo llaman '' (el buque fantasma de las arenas movedizas). Botado en 1906 en Glasgow, era el clásico vapor británico que transportaba emigrantes y mercancías, la antítesis del lujoso 'Titanic'. Durante años cubrió la línea regular España-Cuba, con salida en Barcelona y pasando por los puertos de Málaga, Cádiz, Islas Canarias, Puerto Rico, Santiago de Cuba y La Habana, más la extensión a Galveston y Nueva Orleans (EEUU).
La I Guerra Mundial benefició a las navieras patrias, tanto por la necesidad de materias primas como por la seguridad que el pabellón de la neutralidad española ofrecía al pasaje, lo que propició la bonanza de los armadores -Pinillos entre ellos-, y la saturación de viajeros.
Con la pérdida del ancla en el puerto de Santa Cruz de La Palma -lo que era considerado de mal agüero por los marinos-, el 'Valbanera' zarpó de Barcelona el 10 de agosto de 1919 rumbo a América, recogiendo pasajeros y carga en cada puerto. Atravesando el Atlántico 1.142 pasajeros y 88 tripulantes y atracó el 5 de septiembre en Santiago de Cuba. Pese a que la mayor parte del pasaje tenía billete hasta La Habana, nada menos que 742 viajeros desembarcaron en Santiago, lo que les salvó la vida. Horas después zarpó hacia la capital con 488 personas a bordo, quizá sin saber que un fuerte huracán comenzaba a emerger en las Antillas.
El temporal azotó el vapor en la noche del 9 de septiembre provocando que embarrancara y, después, que volcara, sacudido por el oleaje. No se registró señal alguna de socorro, no hubo supervivientes ni testigos. Sólo la tristeza por el casi medio millar de muertos y la zozobra de las familias que no sabían si sus parientes se hallaban en el banco cuando se hundió.
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