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J.S.
Jueves, 19 de enero 2012, 03:00
«Hoy me siento flagelada por los monstruos que encerré». La joven escritora riojana Adriana Bañares Camacho (Logroño, 1988) reúne prosa y verso en el libro 'La involución cítrica' (Origami, 2011), «un desorden cotejado por la postmodernidad, de pop sangrante y veladas cansinas, construido bajo las directrices inmediatas que marca la Red, nueva biblioteca de Babilonia, abierta e incontenible», como escribe en el prólogo Octavio Gómez Millán.
«Tengo millones de personalidades que se cruzan, que se alían contra mí -escribe la autora-. Tengo una camada de pequeños bichejos amarillos que se aferran a mis uñas y me sacan la piel que hay debajo de mis huellas dactilares. Tengo muchísimos defectos que rebotan contra el espejo del baño y un rímel barato que se corre cuando hace frío. Así, literalmente».
Es un fragmento de 'Puta bipolar', uno de los textos contenidos en esta obra de la autora de 'La niña de las naranjas' (Ediciones Emilianenses, 2010), libro ganador de una de las becas 'Con proyección' del Ayuntamiento de Logroño. Antes, con tan solo 17 años, Ediciones Emilianenses ya había publicado su primera novela, 'La soledad del café'.
Ahora, residiendo en Bayreuth (Alemania), esta precoz escritora refleja en 'La involución cítrica' una juventud creadora llena de inquietud personal y un estilo literario cargado de fuerza y desenfado cuya evolución será interesante y deseable seguir en próximos títulos.
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