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COLPISA
Domingo, 8 de enero 2012, 02:01
Con el desempleo en máximos históricos y la caída en picado de los índices de confianza, la zona euro inicia 2012 con el pie izquierdo, con todas las alertas de recesión disparadas y con una brecha creciente entre los pujantes países del centro y los periféricos, varios de ellos en riesgo de quiebra.
El desempleo de la zona euro se mantuvo en noviembre en su nivel más alto (10,3%), por encima del umbral del 10% por séptimo mes consecutivo. Y España sigue a la cabeza con una 22,9%, según cifras de la oficina de estadísticas Eurostat.
Más de 16,3 millones de ciudadanos que forman parte de la población activa de los 17 países de la divisa común estaban sin trabajo en noviembre de 2011, en total 587.000 más que el mismo mes del año anterior, según el cómputo de Bruselas. «Los datos de la zona euro encienden la alerta de recesión», advierte Martin van Vliet, analista del banco ING. Y «confirman que la economía del área está en muy mal estado», corrobora Jennifer McKeown, economista de Capital Economics.
Las cifras negativas refuerzan también la idea de una Europa de dos velocidades, dividida entre los solventes países del centro y los rezagados de la periferia. Mientras España y Grecia registran el mayor desempleo en el área de la moneda única, Austria (4,0%), Luxemburgo y Holanda (ambos con un 4,9%) exhiben niveles que por estas latitudes parecen insultantes en plena crisis de la deuda soberana.
¿Por qué estas diferencias? Alemania, por ejemplo, lleva años ejecutando reformas estructurales, ahorrando e invirtiendo en innovación y desarrollo, y eso ha aumentado su competitividad y exportaciones, a la vez que consolidó un mercado laboral flexible. El lunes pasado, las cifras oficiales en ese país mostraron que el paro cayó en 2011 a su menor nivel desde hace 20 años: un 7,1% de media. Un gran resultado para un país cuya población asciende a 82 millones de habitantes (casi el doble que España).
Espejismo
España, la cuarta economía del euro, fue muy golpeada por la crisis financiera de 2008 y por el estallido de la burbuja inmobiliaria, motor durante años de su crecimiento económico. La fiebre del ladrillo llevó a millones de españoles a endeudarse y a gastar a borbotones, confiados en un milagro económico que en verdad era un espejismo: mucha gente compraba casas como inversión, porque esperaba que se revalorizasen.
Ahora los malos resultados de los países con problemas, como España o Italia, son un lastre para el conjunto de la zona euro. En noviembre de 2011 más de tres millones de menores de 25 años estaban sin trabajo en esta área (21,7%), según indicó Eurostat. Con un 49,6%, España es el país con mayor número de jóvenes en paro, seguida de Grecia (46,6%) y Eslovaquia (35%). Del otro lado, Alemania (8,1%), Austria (8,3%) y Holanda (8,6%) presumen de haber cerrado el año con el menor desempleo juvenil.
En diciembre pasado, el índice de confianza de las empresas y consumidores siguió en caída libre. La confianza general en la economía retrocedió medio punto porcentual respecto de noviembre. Las dudas sobre la supervivencia del euro, el temor a una fuerte ralentización económica mundial y la volatilidad de los mercados golpean cada vez más las emisiones europeas de deuda, con excepción de los títulos de Alemania.
En ese contexto, la directora del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, garantiza la supervivencia del euro. Al menos en 2012. «¿El fin del euro tendrá lugar en 2012? Mi respuesta es que no lo creo», dijo en Johannesburgo. Sin embargo, Lagarde adelantó que su organización revisará «a la baja» el crecimiento mundial para 2012 en las previsiones que publicará hacia el 25 de enero.
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