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MARCELINO IZQUIERDO
Domingo, 11 de diciembre 2011, 12:04
«Tomaban el aliento y humo para sí una y dos y tres y mas vezes hasta que quedaban sin sentido gran espacio o adormidos de un grande y muy pesado sueño (...) E aquel instrumento con que toman el humo llaman los Indios Tabaco, y no a la yerva o sueño que les toma. Pero esta yerva tenían los indios por cosa muy preciada y la crían en las haciendas y heredamientos de sus amos (.) porque dicen que cuando dejan de trabajar y toman el tabaco, se les quita el cansancio». Con estas palabras explicaba Gonzalo Fernández de Oviedo, en su 'Historia General y Natural de las Indias' (1526), el uso del tabaco en el Nuevo Mundo.
Altadis celebra mañana 375 años del origen de su existencia con una cena de gala en Madrid a la que acudirán personalidades del mundo de la empresa, la política y las instituciones españolas, entre ellas el presidente riojano Pedro Sanz.
Si Francisco Hernández de Toledo llevó la semilla a la metrópoli en 1510, fueron los cronistas españoles quienes contribuyeron a extender el conocimiento y el uso del tabaco entre europeos indianos y continentales, como lo demuestran los escritos tanto Fernando de Oviedo como de Bartolomé de las Casas.
Los antecedentes de Altadis -una de las compañías más antiguas del país- se remontan al nacimiento de la Institución del Estanco del Tabaco en España, mediante una Real Cédula dictada por Felipe IV en diciembre de 1636. Su objetivo no era otro que el de explotar la venta de tabaco como fuente de ingresos para la Hacienda pública, creando así el primer monopolio fiscal.
Sin embargo, en el siglo XVIII se dispararon los precios del tabaco, lo que incrementó la presión fiscal. Fumar se convirtió, entonces, en un lujo sólo para adinerados.
...Y Sagasta creó Tabacalera
El abril de 1887, siendo presidente del Gobierno de la nación el camerano Práxedes Mateo Sagasta, el Estado optó por poner en marcha una gestión indirecta del producto, para lo que promulgó la Ley de Arrendamiento del Monopolio de Tabacos. El citado monopolio fue adscrito al Banco de España, que creó la sociedad denominada Compañía Arrendataria de Tabacos (CAP).
La gestión privada modernizó la gestión y mecanizó la producción del tabaco, lo que redujo la mano de obra, si bien a finales del siglo XXI la compañía era la mayor empleadora industrial de España con más de 30.000 trabajadores.
Desde los más altos cargos del Estado, Sagasta llevaba años favoreciendo a su provincia en obras públicas, educación o industria, lo que desembocó en la inauguración de la fábrica de Tabacos de Logroño, sita en el antiguo convento de La Merced, el 14 de junio de 1890. Mucho tuvo que ver, igualmente, el prócer logroñés Amós Salvador Rodrigáñez, presidente de la CAP.
La nueva empresa dio empleo a 400 mujeres, 41 operarios y 2 porteros de registro. Ya en 1903 trabajaban 540 mujeres y 80 hombres, que ese mismo verano recibieron la visita del rey Alfonso XIII.
En marzo de 1945 el Gobierno creó la nueva sociedad Tabacalera, S.A.. Meses antes un incendio a punto estuvo de reducir la Tabacalera logroñesa a cenizas, pero la empresa se rehizo con brío.
Como las instalaciones comenzaban a quedarse encajonadas junto a la muralla del Revellín, en 1978 Tabacalera optó por trasladarse al polígono de El Sequero.
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