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ROBERTO GONZÁLEZ LASTRA rglastra@diariolarioja.com
Jueves, 8 de diciembre 2011, 12:05
Arropados por sus familias, parejas y amigos, Miguel A.P, Adrián A.H. y Xabier U.E. intentan olvidar una pesadilla que, de momento, sólo ha escrito el punto y seguido con su puesta en libertad el pasado viernes tras un mes encerrados entre los muros de la prisión francesa de Niza. El mal sueño, que no acabará hasta que el Tribunal de los Alpes Marítimos falle el 16 de enero sobre el recurso de la Fiscalía contra la «insuficiente condena», comenzó el 1 de noviembre cuando los jóvenes, que viajaban a Cannes a una manifestación contra el G-20, fueron detenidos en un control.
«Se ha dicho de todo, no sabemos cómo ha llegado a los medios ni cómo varios lo han publicado sin contrastar, pero no han sido más que falacias», advierte Adrián, madrileño de 30 años y residente en la capital riojana, en referencia a las informaciones que señalaban que los detenidos llevaban pistolas, armas blancas, pernos y pasamontañas. «Es absolutamente falso, sólo había una navaja con restos de embutido y el material de montaña que llevaba en mi coche, un piolet, crampones, un par de bastones de trekking, unos guantes de trabajo, gafas de protección y unos tornillos», explica Miguel, el joven riojano de 24 años residente en Logroño.
Desprotegidos
Más tranquilos ya, la espera hasta el próximo 16 de enero se antoja larga porque, admiten, «no sabemos en qué puede acabar esto». Aunque el trato en prisión fue «muy correcto» los tres coinciden en que ha sido largo. «Ha sido un secuestro de un mes, un mal sueño», concreta Adrián.
Más críticos con la actitud de las autoridades judiciales francesas, afirman que «nos hemos sentido juzgados políticamente, parece que ha habido un interés político en juzgarnos, que a la Justicia gala le interesaba que pareciese que nosotros habíamos hecho algo malo», según asegura el pamplonica Xabier, de 26 años, quien añade: «Hasta los policías quitaban hierro al asunto pensando que no iba a pasar nada tras la detención, que íbamos a estar retenidos un máximo de 72 horas».
Tampoco sale mejor parada la Administración española. «Sí, un poco desprotegidos desde luego que nos hemos sentido», admite Adrián al destacar que «sólo vino a visitarnos el vicecónsul y dio la sensación de que estaba más interesado en cobrar que preocupado por nosotros. En ningún momento hemos podido llamar a nadie y a mi padre le avisaron sólo para darle el número de cuenta y el número de preso para que ingresara dinero, pero en ningún momento han hecho nada».
Agradecidos a las familias y a sus novias -«los que peor lo han pasado», los '3 de Niza' no olvidan «el trabajo y las muestras de apoyo de muchas personas de Francia, aquí en La Rioja y en otras ciudades».
Pese a la mala experiencia, sus convicciones se han reforzado. «En situaciones como éstas te das de bruces con la realidad contra la que llevas clamando tanto tiempo, eso te hace más fuerte y te da más ganas de luchar», concluye Miguel.
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