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JAVIER CAMPOS ,
Martes, 17 de mayo 2011, 09:18
Logroño se convirtió en un improvisado plató de cine a eso de la medianoche del pasado domingo. Un kamikaze, dos coches patrulla, sirenas y luces de alarma en la oscuridad. Dos impactos, el intento de atropello a un agente en mitad de la fallida fuga, un corte de calle. En definitiva, una persecución más propia de la ficción de Hollywood que de la realidad de Logroño la que entre las 12 y la 1 se registró en el entorno de Vélez de Guevara y Labradores.
Según la versión facilitada a Diario LA RIOJA por la Policía Local, un joven de 21 años de edad y de nacionalidad colombiana se daba a la fuga tras estamparse contra dos coches perfectamente estacionados en batería y reventarlos contra la fachada de un local comercial cerrado a la altura del número 36 de la calle Vélez de Guevara. La casualidad quiso que a esa misma hora un coche patrulla se encontrase de ronda nocturna por la zona procediendo a darle el alto y asistiendo atónitos a cómo el conductor hacía caso omiso y pisaba a fondo el acelerador para intentar huir. Lo siguiente fue una carrera a lo largo de unas 6 ó 7 calles de la zona en la que los frenazos, derrapes y acelerones desvelaron al vecindario.
Una persecución que finalizaba en Labradores después de que un vehículo policial hubiese cortado la calle y el conductor perseguido, al intentar atropellar a uno de los dos agentes que trataban de detenerle, chocase contra un muro de ladrillo ubicado a la altura del número 23 tras subirse a la acera y perder el control del turismo.
El agente, al esquivar el vehículo, sufrió una luxación en el hombro derecho; mientras que el conductor detenido, con fuertes dolores en el cuello, fue trasladado al Hospital San Pedro. El mismo, al ser sometido al pertinente control de alcoholemia, arrojó una tasa del 0,7. Además, carecía de carné de conducir.
Fuentes del caso explicaban ayer que en el atestado consta que el conductor no era el propietario del vehículo, también colombiano, quien en ese momento se disponía a llevar a casa a un tercer amigo que al parecer se encontraba borracho dejando al detenido subido en el coche con las llaves puestas. Todo indica que el detenido aprovechó el momento en el que el propietario ayudaba a su compatriota, en la calle Torremuña, para ponerse al volante y arrancar.
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