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Velasco busca el lanzamiento. :: S.W.
El Naturhouse desperdicia una gran primera parte y cae estrepitosamente contra un serio Göppingen (32-23)
Balonmano

El Naturhouse desperdicia una gran primera parte y cae estrepitosamente contra un serio Göppingen (32-23)

El conjunto de Jota jugó treinta minutos serios; luego perdió el rumbo del partido El Naturhouse La Rioja desperdicia su victoria al descanso y deberá apelar a todas sus virtudes para llegar a la final de la Copa EHF

MARTÍN SCHMITT

Domingo, 24 de abril 2011, 14:38

En balonmano, especular contra un equipo alemán es la peor arma que se puede utilizar. Ellos no sienten el dolor y a la mínima de cambio dan un golpe de timón que deja al adversario en KO, sin anestesia ni despeinarse. Van y en cinco minutos la preparan, y dan vuelta un marcador que les es bastante adverso, para poner un pie en la final con la que soñaba el Naturhouse hasta el minuto 30.

Después de una primera parte espectacular de los franjivino, todo lo construido se derrumbó en cuestión de instantes, en un inicio de la segunda parte arrolladora por parte de los locales, que clavaron un parcial de 5-0 en los primeros cinco minutos que dejó a los de Jota sin capacidad alguna de reacción.

Mucho tuvo que ver el lateral izquierdo del Göppingen, Lars Kaufmann, que perforó una y otra vez la portería defendida por Gurutz Aginagalde y Gregor Lorger. En total, trece goles del internacional alemán, que ayudaron a establecer una diferencia entre uno y otro equipo de nueve tantos que se antojan definitivos para la vuelta, el próximo domingo en Logroño.

Pero esto es Europa y puede pasar cualquier cosa. Y si el Ciudad de Logroño planta cara a los alemanes como en la primera parte, los riojanos pueden soñar con algo grande. Sin embargo, si muestran la cara de la segunda, ya pueden ir pensando en otra cosa, porque el Göppingen es uno de los equipos importantes de la Bundesliga. Y eso habla por sí solo.

En esa gran primera parte de los logroñeses, Miguel Ángel Velasco movió a los suyos con orden y seriedad. Con un Sasha Tioumentsev inspirado en ataque y una defensa que se mostró rígida e inquebrantable, el Naturhouse comenzó a liderar el encuentro.

Del lado alemán, sólo el brazo de Kaufmann mantenía vivo al Göppingen, que no encontraba a su pivote Manuel Späth ni a su peligroso extremo Dragos Oprea, el único compañero que queda de la época de Marc Amargant en Alemania.

Velasco, Paco López, Garabaya, Arrieta y Parra de adelantados, Ismael Juárez y Sorrentino interrumpían una y otra vez el juego teutón, que sólo podía llegar a portería desde lejos. En el ataque, la primera línea, sobre todo un Sorrentino inquieto, tenía mucha movilidad, cosa que los alemanes eran incapaces de contener.

Así, con esa pulcritud, y sin perder el control, se alcanzó el descanso, mientras desde la grada (unos 3.250 espectadores) murmuraban por lo bajo sin dar crédito a la inoperancia de su equipo. Pero algo pasó en ese vestuario que resucitó al Göppingen, que en doce minutos clavó un parcial de nada menos que 9-1, con Haas como maestro de ceremonias. El central buscó las debilidades del equipo español (y vaya sí las encontró) y supo abrir los huecos para que Kaufmann, Shöne y Oprea se cansaran de hacer goles. Encima, la débil defensa presentada por el Naturhouse durante ese lapso coincidió con una mala racha en la portería, que en la primera parte había estado a la altura de las circunstancias.

El partido -y la eliminatoria- se decidieron en esos doce minutos malditos para los intereses franjivinos. A partir de ahí, ambos conjuntos se repartieron goles y golpes (los alemanes pegaron bastante, aunque la pareja de macedonios no fue determinante porque no se cansó de excluir jugadores alemanes y permitieron al Naturhouse tener siete superioridades contra tres del Göppingen). Y su público revivió e hizo del EWS Arena una fiesta.

Kaufmann siguió con su cuenta particular y alcanzó los trece goles. Alfredo Sorrentino y Rok Praznik pusieron amor propio en las jugadas de los minutos finales y buscaron, junto a un inclaudicable Rubén Garabaya -muy bien marcado durante todo el encuentro- que el resultado no fuera definitivo. Ahora toca remontada. El domingo el Palacio de los Deportes debe ser una caldera para que los franjivino apelen a la heroica. Porque esto es Europa, donde los milagros sí existen.

Una docena de riojanos viajaron a Göppingen apoyar al equipo en el partido de ida de la semifinal de la Copa EHF. Y se hicieron notar. Incluso, hubo alguien que viajó desde Eslovaquia para ver al equipo de Jota. Con camisetas franjivino y rosas, los pocos pero ruidosos riojanos no pararon de animar a los suyos. Y vaya si se hicieron escuchar. Sobre todo cuando el Naturhouse ganaba y el EWS Arena era un cementerio. Ahora, se espera que 150 alemanes viajen a La Rioja para el partido de vuelta.

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