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MIGUEL M. NAFARRATE
Domingo, 17 de abril 2011, 12:57
No pudo ser. El Naturhouse encajó una dura derrota en el Palacio de los Deportes ante un gran Cuenca, que llegó a Logroño con las ideas muy claras y una plantilla tan equilibrada en la pista como en el banquillo.
Merecido triunfo del equipo castellano manchego ante un Naturhouse encogido en la primera parte y a la deriva en buena parte del segundo periodo.
La pareja de cubanos formada por Corzo y Capote, apoyados en Mendoza y Paván, destrozaron la línea de retaguardia riojana. De no ser por la buena labor de Gregor Lorger bajo palos, la derrota aún hubiera sido más abultada. Quizá el Naturhouse se topó con el equipo más áspero que pueda encontrarse a estas alturas.
Se trata de un equipo rocoso y con una estructura muy sólida de juego, partiendo, cómo no, de una defensa aguerrida que no duda en quedarse sin hombres en la cancha si con ello detiene un avance peligroso.
Un 3-7 en contra se encontró el conjunto logroñés bien metido el primer tiempo. Trataba Jota de avanzar un poco la línea defensiva para convulsionar el ataque cubano. Lo consiguieron a rachas, pero no fue hasta que se consolidó el sistema cuando el 'Natur' empezó a recortar el terreno perdido. Un tiempo muerto por entrenador debieron consumir para que las ideas no se diluyeran. Con el 10-10 el Palacio entendió que podía ser un gran día y que los diez goles de la ida fueron fruto de un accidente.
Sin Sasha en la cancha y sin el faro de Amargant las cosas se comprometían. Para colmo, cada vez que a Velasco se le daba descanso, el equipo notaba su ausencia. A pesar de todo, Sorrentino, Paco, Praznik y Juárez repartían goles y por fin el equipo se venía arriba con el 15-14 gracias a un gol de Parra y al posterior lanzamiento del guerrillero Garabaya. El 16-14 fue balsámico para los hombres de Jota. El público se quedó satisfecho después de hacerle notar a la pareja arbitral que no estaban a la altura con alguna decisión desconcertante.
Cinco minutos de equilibrio
Bien sea por lo justo de las fuerzas, por la calidad del rival o por el afianzamiento de ideas, el caso es que en lugar de asumir el mando el equipo local en el segundo tiempo, fue el Cuenca el que salió del vestuario con la energía renovada.
El pulso mantuvo en vilo los corazones de los aficionados. El toma y daca entre ambos equipos rayó a un nivel increíble. Goles con denominación de origen sin que nadie diera el brazo a torcer. Capote y Paván daban oxígeno al Cuenca. Al bloque franjivino le costaba menos trabajo marcar que sujetar atrás. Jota planteó una defensa en avance con dos hombres muy adelantados presionando a la línea de creación y el primer pase, pero no hubo manera. El 19-18 pasó a un 19-19 y desde ese momento, el Cuenca metió la directa.
A la contra hicieron daño y el Natur, antes acertado, volvía a saludar a los palos. Las pérdidas de balón empezaron a congelar los dedos de los hombres de Jota y la grieta entre un equipo y otro empezó a convertirse en un abismo con un 26-34 a falta de dos minutos.
Para los manchegos ya fue sencillo meter el partido en la nevera y dejar que pasara el tiempo buscando que el tic-tac del reloj terminara por bloquear a un conjunto que esperaba que aquel calvario acabara cuanto antes. Sólo queda pensar en positivo y en Alemania.
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