Memorable

Memorable, emocionante, impactante, gigantesco y, sobre todo, histórico. El Naturhouse La Rioja resurgió de las cenizas de una temporada gris para seguir dejando su huella por Europa. Y lo hizo ante un gran equipo como el Nordsjaelland Handbold danés que, pese a ir siempre por debajo en el marcador, se mantuvo a dos goles de los riojanos hasta el final. Pero el Ciudad de Logroño jugó muy serio en defensa y supo aniquilar el pleito en el momento idóneo, para poner sus pies en las semifinales de la Copa EHF, al igual que el año pasado.

Pero esta vez, además de buen balonmano, el Naturhouse aportó el alma más que nunca. Llegó a este encuentro cansado tras su partidazo en Pamplona, con un Sasha Tioumentsev operado de su mano el martes y con Miguel Ángel Velasco, Javier Parra e Ismael Juárez tocados. Pero con la moral por las nubes. Y ahí apareció el gran Paco López, sacando fuerzas del corazón, lanzando más fuerte que nunca y desquiciando a los porteros daneses que sólo la veían pasar; volvió un inmenso Velasco, para comandar un equipo que nunca perdió su estilo; destacó el Garabaya de siempre, incansable en defensa y letal en ataque; conocimos a un feroz Ales Silva, que no desentonó como pivote y que impuso su ley en ambas áreas. Resurgió el Naturhouse que conocimos el año pasado, el que tantas alegrías dio a una afición entregada.

Y lo hizo en un Palacio de los Deportes que fue una verdadera olla a presión y que armó una fiesta en toda regla, con más de 3.000 personas alentando a los de Jota como nunca durante los 60 minutos de juego, siempre al ritmo de una batucada que no paró de sonar y que debería abonarse a este hermoso deporte llamado balonmano.

El Ciudad de Logroño salió serio de los vestuarios y deshizo la renta de dos goles que traían los daneses de Helsinge rápidamente. Con un incansable Unai Arrieta como avanzado en el 5-1 dispuesto por Jota, los hábiles delanteros daneses no podían romper la muralla riojana. En el otro lado de la pista, Velasco cogía fuerte el timón de la conducción y hacía mover el balón con velocidad, buscaba huecos para sus laterales o su pivote, o directamente lanzaba a portería (marcó cinco goles ayer).

Así, creció la figura de Paco López, que también estuvo gigantesco en defensa, y empezó a agujerear la portería de Peter Norklit. Y cuando parecía que las luces se le apagaban a los riojanos, Rubén Garabaya sacaba lustre a su experiencia para encontrar el mejor lugar para hacer daño al rival y así mantener esa diferencia que les colocaba en una nueva semifinal.

Fiel a su guión

El Naturhouse se marchó al descanso con los deberes hechos (17-14) pero con una dura batalla por delante. El Nordsjaelland quería esas semifinales y lo demostró en los primeros compases de la segunda parte, con un buen Westphal en portería -detuvo cinco de los primeros seis lanzamientos- y un certero central Morten Slundt, autor de ocho tantos. Lyngaad y Meijer pusieron el miedo en el cuerpo de los riojanos y colocaron al Nordsjaelland clasificado por primera vez en el partido (17-16, minuto 33).

Pero el Naturhouse no perdió los papeles del guión que había escrito Jota González. Gregor Lorger reemplazó a un Gurutz Aginagalde que había bajado su porcentaje. Y el esloveno respondió con un nivel altísimo, con diez paradas sublimes, mientras Juárez, Velasco, Sasha Tioumentsev y Paco López estiraban las cifras (25-22, en el minuto 43).

Los movimientos en el ataque riojano provocaron la exclusión de Jensen y el Ciudad de Logroño despegó y puso una muralla de cuatro goles que los daneses nunca quebrarían. Sorrentino, Ales Silva y de nuevo Paco López (esta vez de rosquita), estiraban el marcador (28-23) y aunque todavía quedaban más de 15 minutos por jugarse, los daneses se perdían en la fiesta riojana.

En ese tramo final, la defensa se dejó la piel más que nunca, mientras el Palacio hervía de alegría. Lorger siguió parando y los logroñeses goleando. Y así, paso a paso, con el guión establecido, el Naturhouse agigantó su figura y se hizo un lugar, con balonmano y mucho corazón, en las semifinales de la EHF. El Palacio de los Deportes siguió con su fiesta. Y con seguridad, no será la última.