Del frontón al Ayuntamiento

El próximo 22 de mayo, cualquier ciudadano logroñés que dedique unos segundos a ojear la papeleta del Partido Popular encontrará en la novena posición el nombre de Augusto Ibáñez. A muchos no les sonará, como otros tantos, pero seguro que Titín III les dice más. El pelotari de Tricio ha sido el fichaje estrella de la candidatura de Cuca Gamarra, y es que incluir a conocidos deportistas en las listas políticas es una costumbre tan mediática como habitual. Da imagen de cercanía al ciudadano y asegura comentarios de todo tipo, publicidad.

Pero Titín no será, ni mucho menos, pionero en nuestra región. Marcos Moreno era hasta hace pocos años atleta internacional y campeón de España de Decathlon. Ahora, con el cargo de director general del Deporte del Gobierno de La Rioja, es una de las caras más conocidas de nuestra política. Más gloria tocó José Luis Gilabert, que como preparador físico del Club Deportivo Logroñés vivió los mejores años del equipo en Primera División para hacerse un nombre en la ciudad y ostentar actualmente el puesto de gerente de Logroño Deporte. Pero algunos otros compaginan la vida política y la deportiva, como Félix Ángel Díez, conocido como Picuchos I, defensa del CD Calahorra y concejal de deportes de la ciudad. Titín llevará el mismo camino, cambiando torneos por plenos, tanteos por concejalías y colorado por azul corporativo.

Un vistazo al panorama nacional muestra al atletismo como el deporte más ligado a la política con nombres de talla internacional como Manolo Martínez, Fermín Cacho, Niurka Montalvo o Abel Antón. Pero el más conocido es el de Marta Domínguez, concejala de deportes por el PP en Palencia en la pasada legislatura, llegando a ser considerada en algunas interesadas opiniones como una víctima política por su inclusión en la Operación Puerto.

También el fútbol se ha dejado ver con casos más estrambóticos como el protagonizado por el rumano Gica Craioveanu, que tras ser presentado como número dos en la lista del Partido Popular en Getafe, renunció a su acta de concejal. Mientras, en Marbella, foco de corrupciones sin par, uno de tantos escándalos salpicó al ex futbolista internacional del Atlético de Madrid Tomás Reñones, que llegó como concejal de la mano de Jesús Gil y terminó en la cárcel por su implicación en la Operación Malaya. No siguió el camino de todos los deportistas que dedican su vida política a lo que mejor saben y se pasó al apetecible terreno urbanístico para olvidar aquellos valores deportivos y tomar el rumbo equivocado.